"Creo que Peeta dio en la tecla al comentar que nos destruyéramos entre nosotros para dejar que otra especie más decente ocupara nuestro lugar. Porque algo falla estrepitosamente en unas criaturas capaces de sacrificar a sus hijos para zanjar sus diferencias. Dá igual cómo se justifique."
En Sinsajo, de Suzanne Collins.
Aunque suelo citar partes de los libros que estoy leyendo, o releyendo, nunca emití una opoinión acerca de ninguno. En general cito lo que me gusta, y lo que no me llamó la atención ni siquiera aparece. Pero hoy quiero hacer un pequeño comentario sobre los Juegos del Hambre, una trilogía que muchos habrán conocido por el estreno de su versión cinematográfica.
En mi caso fue al revés. Supe de la existencia del libro antes, y quise leerlo previo al estreno, porque me gusta ver qué han hecho los directores y guionistas con eso que cada uno se imaginó en la individualidad de su cabecita. Sin embargo, al buscar críticas me encontré con comentarios tan opuestos que no sabía si depositar los pesitos que sale cada tomo.
Algunos decían que era un libro para adolescentes del estilo de las series de Cris Morena (oh por dios), mientras otros se habían hechos fanáticos de la saga.
Así que, para los que estén en la misma situación que yo, hace tres libros atrás, déjenme darles mi humilde opinión.
Los Juegos del Hambre efectivamente es un libro para adolescentes. Repito, adolescentes, no niños.
La prosa es rápida, y no deja respiro. El lenguaje es directo, quizás los personajes se explican demasiado, y el triángulo amoroso típico de este tipo de novelas es un poco aburrido. Pero todo se subordina a la acción.
Supongo que para atrapar a un jóven -y más aún a un jóven de estas épocas- es necesario que pasen cosas permanentemente. Y eso hace que uno no pueda dejar de leer, para saber cómo sigue la historia.
Lo que acabo de decir define a muchos best sellers que por lo demás son una verdadera bazofia, que no dicen nada.
Pero aquí sucede lo contrario. El libro dice mucho. Sobre los jóvenes, y lo que nuestras sociedades hacen con ellos, de ellos. La utilización de sus cuerpos como método de control social, a través de la violencia, y de la televisación constante de esa violencia. La banalización de su sufrimiento, de sus muertes (y no puedo dejar de pensar en tantos programas de tv donde lo único que se nos muestra es a jóvenes matándose -entre ellos, o a sí mismos-).
La saga habla del hambre, y de la supervivencia. De la desigualdad, y su naturalización. De la realidad construída por los medios de comunicación.
El libro habla de la guerra, y de los vencidos... es decir, todos los que se ven envueltos en ella.
Seguramente la película no haga honor a la historia. Lo digo sin haberla visto, pero dudo mucho que Hollywood lleve a la pantalla tanta violencia y tanta oscuridad. Por eso, a los que lo estaban pensando, les recomiendo leer los libros.
Después me cuentan.