hoy: cualquier verdura

Hoy, en lugar de encontrarme acá, se pueden dar una vuelta por este blog amigo (amigo nuestro y sobre todo amigo de las cosas ricas y sanas; porque sí señor, eso existe!) y pispear una creación culinaria de mi autoría.
Bueh, ni que fuera Narda... Digamos que hice un arrocito y quedó bastante bueno.
Bon appetite!

todos estuvimos ahí

Cuando frente al televisor decís en voz alta "yo no sé qué le ven a este chico", refiriéndote a este especimen masculino, no sólo demostrás un grado de viejachotez inmenso sino que, para peor, estás eludiendo el hecho de que a vos en tu más tierna juventud te gustaba este otro especimen. 

Toda una generación o dos ha sido víctima de Cris Morena. Afrontémoslo y sigamos adelante (?).

quién pudiera reir como llora Chavela


Mestiza ardiente de lengua libre, 
gata valiente de piel de tigre
con voz de rayo de luna llena.
(...)
Por el bulevar de los sueños rotos
moja una lágrima antiguas fotos
y una canción se burla del miedo.
Las amarguras no son amargas
cuando las canta Chavela Vargas
y las escribe un tal José Alfredo.

Joaquín Sabina

excusas

Hace un par de semanas no me subo a la balanza. No sé si es resignación o desinterés. 
En cualquiera de los dos casos, seguiré respirando bien hondo antes de subir el cierre de los pantalones -si es que pretendo ponérmelos-.
Y si la culpa me ataca en algún momento (como por ejemplo después de comer un regio flan con dulce de leche) la atajaré resuelta al grito de "Hace cuatro meses pesabas 16 kilos más. No te podés quejar"  y seguiré mi vida.
Porque el postparto sigue siendo una buena excusa para lucir estos rollos.
Después veré qué invento.




una de amor

No importa que la hayamos visto veinte veces. O que la pasen doblada, horrendamente doblada.
Que nos sepamos los diálogos, y nos riamos de las situaciones incluso antes de que sucedan.
Que aun conociendo el final siempre siempre termine llorando.
Y él siempre estirando los brazos para contener tanta lágrima.
Y los dos mirándonos, y sonriendo, sin decir nada. Porque no hace falta. Porque sería demasiado cursi. Como este post. Como el final de una película de amor. Esos que a veces sentimos tan conocidos.


los padres terribles

Así como el embarazo es descripto por el saber popular (y las dos millones de páginas web del estilo de mundomamita.com) como esa maravillosa etapa en la que repentinamente la mujer se convierte en una dulce y amigable persona que anda por la vida queriendo que cualquier paspado le frote la barriga; una vez que el crío está afuera se espera que inmediatamente los padres vayan por el mundo proclamando lo bello que es tener un hijo y cuánta alegría trae a tu vida.
Y así como del embarazo dije lo que pensaba (y sentía) aunque me atacara el comando de madres fundamentalistas de mundomamita.com, hace dos meses Concubino y yo podríamos haber convencido a cualquiera, a CUAL-QUIE-RA, de que se hiciera una vasectomía o se ligara las trompas. 
Nuestros comentarios no caían muy bien entre el resto de los padres. Y para peor muchos nos trataban de exagerados. 
Cada cual vivirá una experiencia distinta, hay padres que te cuentan que su hijo durmió 6hs desde que nació. A esos padres teníamos ganas de arrancarles los ojos con un tenedor, nosotros, que dormíamos de a media hora.
Hay niños que NO lloran sin parar, que NO vomitan cual poseídos, que NO tienen cólicos, que te dejan cenar o almorzar como un ser humano más o menos normal. Básicamente hay niños que NO son el nuestro.
Si no dormís un día seguramente al día siguiente estés un poco malhumorado. Si no dormís durante un mes y medio te convertís en Freddy Kruger. Y lo que menos querés es escuchar comentarios como "y por qué no hacés tal cosa" o "ese chico es un santo (porque claro, cuando salís el demonio se transforma mágicamente en angelito)", o "peor va a ser cuando corte los dientes" (muchas gracias, me suicido y vuelvo). 
Por suerte J (aka Concubino) y yo tuvimos un par de voces amigas que nos dijeron que todo eso que nos estaba pasando era normal.
Que es normal la angustia, los raptos de ira con el consecuente rapto de culpa (porque sí, a veces te dan ganas de tirar al niño por la ventana y acto seguido te sentís una porquería de persona). Que es normal preguntarse en qué carajo estabas pensando cuando decidiste tener un hijo. Y por qué nadie te contó este tipo de detalles nimios sobre la vida de primerizo.
Es normal sentirte suicida, asesino, depresivo, zombie... una teta en pijama.
Y es normal que un tiempo después (a veces más, a veces menos) todo esto se vaya convirtiendo en un recuerdo y lo maravilloso empiece a suceder. Y que haber tenido que bañarte a las 3 de la mañana porque el pequeño endemoniado te vomitó hasta el caracú te de risa y no ganas de llorar a mares.
Así que por favor, cuando se encuentren con un par de padres primerizos en vías de cortarse las venas con un escarbadientes traten de calmarlos. No les den consejos (aunque ustedes hayan tenido cinco hijos, no nos importa), no les digan que podría ser peor (o aún más terrible que va a ponerse peor). Limítense a escucharlos, y a decirles que eso que les pasa es normal. Que aguanten un poco más. Que son dos padres agotados, pero nunca dos padres terribles.
 

el mundo se divide

entre los que comen el relleno de las galletitas primero y después las tapas
y los que no saben comer galletitas rellenas


Acá encontré una receta para hacer Merengadas, las más mejores galletitas del mundo. (Si las hago prometo fotos de los resultados.)