momentos navideños

1. La gula
Llegamos al lugar de festejo, nos saludamos. Se escuchan diálogos como el que sigue: 
-"qué calor", 
-"seh, terrible" 
-"y yo con el horno haciendo la pavita, no doy más"
Y la primera pregunta que surge es: ¿Por qué si somos 4 gatos locos hay tres toneladas de comida? ¿Vamos a salir a repartir Vitel Toné a los vecinos? ¿Viene a festejar la tercera división de Cambaceres y no me avisaron?
Y por las barbas de Papá Noel, ¿por qué la Tía Marita que en su vida supo cocinar se empecina en hacer platos calamitosos que no le gustan a nadie pero que hay que tragar para no lastimar sus sentimientos? ¿Por qué?

2. Las mañas
Todos tenemos manías con la comida. En las fiestas se ven to-das.
El abuelo que le pone soda al vino de 400 pesos (mientras el que compró el vino se corta las venas con una cáscara de nuez). El que no toma vino "porque le cae mal" y se baja tres litros de cerveza. Los que le encajan mayonesa hasta el pan dulce. Los que no comen frutas abrillantadas, los que sólo comen frutas secas, los que no comen agridulce (y hacen caras frente al melón con jamón), los que no comen verduras, los que no comen carne, los que toman ananá fizz, los que odian la sidra, y los que sólo le dan al champangne porque son finos.
Lo bueno es que las fiestas es uno de los pocos momentos en los que hay algo para cada uno de ellos. 

3. El momento tenso
Gracias a la mezcla de un calor que te chorrea en las sienes, el exceso de bebidas alcohólicas, y un rejunte de personas que no se ven casi nunca, existe un 80% de probabilidades (científicamente comprobado) de que en algún momento de la cena haya dos o más comensales con unas ganas locas de arrancarse los ojos a punta de escarbadiente. Todo puede comenzar con el Tío Pocho descubriendo su enano facista al grito de "hay que matarlos a todos" o con algún reproche vencido hace rato pero que la esposa de Rolo le pareció bien traer a la mesa. 
Incluso la hecatombe se puede originar en un comentario ingenuo, que no parece ocultar ningún conflicto, como "¿y ustedes cómo se conocieron?"
Y entonces nos enteraremos por la suegra, que "el sátrapa de Roberto la dejó a Martita plantada en el altar", o que, según Roberto, "Martita era la más rápida de la cuadra" (y Martita revoleará una copa de vino en ese mismo instante).
Como decía Francella, lo primero es la familia.

3. El bajón
La misma mezcla que induce a la riña, también provoca la depresión de algunos comensales. Esos comensales que, de integrar la organización del Oscar, sólo se encargarían de armar el videito de los obituarios. En general gente mayor que hace la lista de fallecidos familiares y le atraganta el pan dulce a más de uno cuando comienzan su rosario de penas diciendo "esta es la cuarta navidad sin Julito".

4. Los regalos
No importa si se hizo el amigo invisible, si cada uno le regala al que quiere, para la abuela Rosa "regalo", "calzoncillo", "medias", "colonia Old Spice" y "jabón Heno de Pravia (OMG)" son sinónimos. 
Los años le enseñan a uno a poner cara de alegría mientras se le dice a la abuela Rosa, "ay, qué lindas medias de toalla" y a preguntarle delicádamente a la cuñada si ese collar horrendo que nos regaló se puede cambiar en algún lado.

5. El peligro
Cuando están por llegar las 12 siempre aparece un boludo que no tuvo mejor idea que gastarse el aguinaldo en fuegos artificales, y sale corriendo a buscar al auto una cantidad ingente de cañitas voladoras, petardos y demás porquerías. Elementos que: estuvieron en el baúl de su vehículo al calor de la tarde durante horas, el susodicho boludo le da a manipular a los niños de la familia mientras ríe como un energúmeno, o bien manipula él mismo con la agilidad de una babosa. 
Es el mismo boludo que sale en los noticieros al día siguiente en la Puerta del Santa Lucía, tuerto, o en la cuadra de cualquier hospital con un dedo menos.
Deberíamos hacer algo con el boludo de los fuegos artificales.  

6. El bochorno
Ya nos regalamos cosas feas, brindamos, nos peleamos, nos amigamos, no besamos. Estamos comidos, pero sobre todo estamos muy bebidos. Entonces es la hora del show. Cada familia tiene sus talentos y habrá espectáculos variados.
Se le pide al niño prodigio que toque el violín (y el niño prodigio nos muestra que además de prodigio es sordo), 
el padre del niño prodigio está hace rato ofreciendo una sonata en do mayor de ronquidos y apnea de sueño,
un par de hermanas que alguna vez fueron hippies desempolvan la guitarra y se ponen a ladrar al ritmo de "Rasguña las piedras",
el tío Rulo pone un compilado que armó especialmente para la ocasión y que contiene hitazos como "Cachete, pechito y ombligo", "Tonta" y "Tirate un paso". En ese momento descubrimos que la abuela baila reggaetón, o peor, que la sobrinita de 10 años podría participar del bailando por un sueño del año próximo (destacándose en el baile del caño).  
 
¡Feliz Navidad!

de la corección en los espacios públicos

Por qué habría que instalar el rifle sanitario como medida de paz social

En alguna oportunidad escribí sobre el uso del celular en espectáculos públicos. Eso fue hace dos años (nos vamos poniendo viejos).
Fui víctima de imberbes escuchadores de música por los parlantes del celular en el colectivo, de gente "transmitiendo" un recital por teléfono, de gente que saca fotos con sus aparatitos en cualquier lugar y situación, del típico ringtone en el medio de una obra de teatro, pero lo que me pasó el sábado no me pasó jamás.

Estábamos en el cine y a dos filas de nosotros había una señora bastante mayor, acompañada únicamente por un balde de pochoclos que le darían diabetes instantánea (o un ataque de presión de ser salados) a cualquier ser humano medio.
La señora llegó tarde, seguramente porque se había entretenido comprando la tonelada de pochoclos. Además del consabido balde llevaba cartera, bolsa de cartón y una bebida de esas que le servirían de pileta olímpica a la enana Noelia. No sabemos si pretendía pernoctar en la sala de cine o qué catzos.
Decía que la señora llegó tarde, cargando cuatroscientas cosas, hecho que sumado a su edad no ayudaban en el mantenimiento del equilibrio de su masa corporal. Masa corporal con la que embistió a unos cinco o seis incautos, sentados hacía rato, hasta llegar a su asiento en el centro de la fila -como no podía ser de otra manera-. 
Vamos a dejar de lado que la señora tardó en acomodar sus carnes unos cinco minutos. Lo único que podíamos visualizar desde nuestro asiento era su cabecita y sus brazos moviéndose frenéticamente como si bailara alla Mick Jagger. 
Vamos a dejar de lado los ruidos de bolsa, deglución de pochoclo y el acomodamiento excesivo de vaso en el apoyabrazos, porque la distancia nos amparaba. Nuestro más sentido pésame a los compañeros de fila de la mujer.
Lo que no podemos pasar por alto, y no hay científico galardonado con el premio Nobel a las neurociencias que me lo pueda explicar, es en qué configuración mental cabe la posibilidad de que a la señora le pareciera de lo más normal:
- tener el celular prendido
- tener el ringtone de su celular a todo volumen
- no saber en qué porción de ese universo que consitutían sus cosas había dejado el aparato, por lo que tardó dos minutos en encontrarlo (mientras el celular seguía sonando)
- y una vez encontrado el susodicho aparato del demonio no sólo atender al imbécil que estaba llamando sin parar sino
PONERSE A CONTARLE LO QUE ESTABA PASANDO EN LA PELÍCULA.

Dicho sea de paso. La vieja no sólo se puso a narrarle la trama a su interlocutor al grito de "seh, la estoy viendo, ella le mete los cuernos con el vampiro", sino que hizo oídos sordos a los reclamos y proclamas del resto del auditorio y terminó su conversación como si hubiese estado sentada en el living de su casa comentando la novela mexicana de las 4.

Increíble, pero real.

el flagelo del calzón

A colación del post anterior, hoy nos introducimos en otro de los hitazos del verano.
Porque el varón de nuestras pampas no sólo tiene el termostato demasiado sensible y clama morir de calor con 25ª; el varón de nuestras pampas, y más que nada el varón de nuestras pampas entrado en años, gusta de quedarse en cuero a la primera de cambio, e incluso, va más allá. Y en esas ocasiones en las que va más allá, a nosotros, espectadores involuntarios de tamaño show, nos encantaría quemarnos las retinas con un carbón al rojo vivo. 
Porque a veces, el varón entrado en años decide que es de lo más normal andar por la vida sólo muñido de ese trapo minúsculo que no llega a taparrabos. Ese trapo que dejaría mal parado hasta el mismísimo George Clonney.  El slip. Una verdadera porquería. Otro flagelo que llega con el verano.

la tercera guerra mundial comenzó con la frase "¿no apagarías el aire?"

Eso de la guerra de los sexos es una estupidez, hasta que llega el calor (más conocido como "la calor") y comienzan las batallas impías por la temperatura en la que debe estar el Aire Acondicionado.
No sé qué gen esquimal poseen la mayor parte de los humanos del género masculino que ante la más mínima elevación de la sensación térmica, salen corriendo al grito de "Uuuuh, qué calor que hace acá" y encienden el aire acondicionado para desgracia de las féminas que comparten el mismo espacio y que, en el 90% de los casos, simplemente se cagan de frío.
Conocozco gente en situación de adolescencia que pone el aire en 17°. A ver nene, si te querés mantener joven y lozano es problema tuyo, no me quieras criogenizar a la fuerza porque a mí las arrugas ya me salieron.
En una oficina en la que solía trabajar había mujeres que se arropaban con frazadas, sí fra-za-das, porque no soportaban la temperatura ambiente, y como la mayor parte del plantel era masculino, no había tu tía.
Para peor, los varones suelen argumentar cualquier tipo de sandés con tal de no abrir una ventana o subir un grado la temperatura del AA, diciendo cosas como que una se puede abrigar, en cambio ellos, consumidos por el fuego interno, no pueden "sacarse la piel" (sic, no voy a dar nombres).
Por las barbas de Papá Noel, me querés decir en qué universo 25° se considera un "calor infernal" que merece gestos dramáticos, onomatopeyas de todo tipo alla Coca Sarli y corridas al baño a mojarse la cabeza (¿por qué, Fortuna, ¿por qué?).
¿Es posible que la naturaleza nos haya equipado con termostatos diferentes? Y si es así, ¿con qué objetivo? 
Volvamos al viejo y querido ventilador. O firmemos un compromiso de no agresión térmica. Para que a mí no se me congelen las patas, mientras vos sudás la gota gorda.
 

el bebé flotador

¿El bebé no te flota y este verano estás decidido a irte de vacaciones a un lugar con pileta, playa y/o lago? ¿Ya probaste tirándolo a la bañera llena y lo único que obtuviste fue un video graciosísimo para subir a internet y recibirte como el padre más sádico del mundo?
¿Estás intentando enseñarle a nadar a un ser humano que ni siquiera sabe comer sin atragantarse?
No importa, para cosas como esta existe el capitalismo (?), y por una pequeña suma ya puedes hacerte de un aro flotador para el cogote de tu pequeño, de la afamada marca Swimava
Dentro del agua es un método practiquísimo para dejar a tu niño a la deriva mientras vos hacés una mortal para atrás y te rompés la crisma. Y fuera de ella, resulta un collar divino, estilo "bebé jirafa" con reminicencias africanas. 
No me digas que no es una maravilla. Yo, ya estoy corriendo a comprarme uno.




chiquilines

Ahora que hay un niño en la casa los juguetes de sus padres pasan desapercibidos. Porque claro, ya nadie pregunta qué razón de ser tiene ese Bob Esponja del tamaño de un nene de 5 años. 
El problema surge cuando algún invitadito reclama ese autito tan lindo, ese muñeco de allá, el yo-yo de esa mesita. Ahí es cuando uno de los adultos debe intervenir. 
-No querido, con eso no se juega. 
-¿Por qué? ¿No es un juguete? 
-Sí, es un juguete, pero es mío... y no te lo presto.

 

nadie está a favor del aborto

“Más allá de la moral, la religión, el pensamiento o la cultura, el aborto existió, existe y existirá siempre, porque hace parte de la vida sexual de las mujeres. (...) Una mujer que decida -por el motivo que sea- no llevar adelante un embarazo, puede llegar a pagar tamaña odsadía con su propia vida. Para la gran mayoría de las mujeres, el acceso a la práctica del aborto es económicamente imposible y socialmente inaceptable, lo que la obliga a realizarse a sí misma prácticas violentas, sangrientas y peligrosas. La sociedad entera sabe que las mujeres, ante la desesperación, se introducen en la vagina y el cuello del útero casi cualquier cosa con el fin de provocarse una hemorragia. En esas condiciones pueden ir “legalmente” a un hospital y pedir asistencia por un embarazo supuestamente interrumpido espontáneamente, y todos, absolutamente todos los médicos saben que se trata de abortos provocados, aunque figuren en las planillas hospitalarias como atención de hemorragias por causas desconocidas. Lo sorprendente es que esta realidad sea tan común y que convierta en la atención del aborto en una de las prácticas más hipócritas y engañosas en las que todos somos partícipes. (…)
De modo inverso, a las mujeres con algo de poder adquisitivo, se las involucra en un impresionante negocio montado a costa del cuerpo femenino, avalado por el poder médico, el poder judicial y el poder policial.
En la Argentina, históricamente, contando con un promedio de 1500 dólares estadounidenses, las mujeres pueden realizarse el aborto en condiciones médicas adecuadas. (…) Con el cuerpo de las mujeres se lucra, y mucho. (…) hagamos la cuenta de la cantidad de abortos que se pueden efectuar en un solo día, por un solo médico, en un solo consultorio, sin mayores riesgos… hay mucho dinero en juego.
Llegado el embarazo no deseado, la decisión de realizarse un aborto es siempre controvertida y dolorosa. Ninguna mujer se somete alegremente a un aborto. A nadie le parece un paraje fantástico. Las mujeres lo supeditamos al último recurso, a la única opción posible. A veces, hay una eleccion interna entre la vida y la muerte.
Cualquier mujer que haya decidido abortar, lo único que necesita es acompañamiento, apoyo, solidaridad, comprensión, amor. No precisa juicios, ni castigos, porque estos abundan en su conciencia.
Con respecto al castigo, vale la pena pensar, como sociedad, qué es lo que estamos penalizando en las mujeres. ¿La sexualidad de la mujer? ¿La decisión de decir “no” a la maternidad? ¿La capacidad de hacer uso de su autonomía? ¿La libertad?”
Laura Gutman, La familia nace con el primer hijo.

“La experiencia de las mujeres que abortan no tiene nada que ver con el “aborto” del debate. El aborto es siempre una experiencia trágica.(…)
¿Qué mujer “quiere” abortar? En todos los casos, está en un trance ético, se ve coercionada a tomar una decisión en el aquí y ahora, no hay retirada ni paz. Se encuentra en una situación de la cual no hay evasión posible ya que no decidir implica continuar embarazada. Cada aborto es un fenómeno único, excepcional, absolutamente singular en cada mujer en cada momento de su vida. (…)
Con su legalización no se “resuelve” el problema del aborto. Es que "el problema del aborto" no es resoluble. Como todas las cosas que realmente nos importan en la vida, nunca dependen sólo de su carácter legal (aunque éste determine, como en este caso, el pavoroso incremento de mujeres sacrificadas por la clandestinidad).
La libertad otorgada por la ley para interrumpir su embarazo, no la libera de ese trance angustioso, sórdido o incómodo.
El aborto es ilegal, abortar es delito penal pero las mujeres abortan igual. No tienen el derecho pero tienen el poder.
Hay una distancia irreductible entre el discuro del derecho y el de la experiencia. Y la experiencia del aborto dice que el cuerpo no cabe en el derecho, que la tragedia no se resuelve jurídicamente, que hay poderes no legítimos y derechos impotentes.
Las mujeres ejercen un poder al que no tienen derecho; tienen el poder de infringir la ley. En él reside la fuerza que hace valer la lucha  por su legalización: si la ley puede garantizar el ejercicio de las libertades, éstas no existen más que por un contenido concreto que no proviene de la ley, sino de las costumbres. Quienes rechazan esa fuerza niegan la parte de la leona que las mujeres tenemos en la experiencia, desconocen ese poder como si fuera peligroso. Y lo es."
Laura Klein, Fornicar y matar. El problema del aborto.

 
El 1ro de noviembre se comienza a discutir en la Comisión de Legislación Penal del Congreso de la Nación, el Proyecto de Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo. A las 14 hs se convoca una marcha en Riobamba y Rivadavia, Ciudad de Buenos Aires (Anexo de Diputados) y en más ciudades del país.

Nadie está a favor del aborto. 
Yo estoy a favor del aborto legal, seguro y gratuito. 


Educación Sexual para Decidir, 
Anticonceptivos para No Abortar, 
Aborto Legal, Seguro y Gratuito 
para No Morir.






silencio (u hospital)

Domingo de elecciones. Almuerzo post-voto. 

Toma 1:
Llega hermano de Mate con novia y Madre (de Mate).
Mate: ¿No había gente en sus escuelas tampoco?
Hermano: No, muy poca. Hicimos rapidísimo.
Mate: Nosotros también, nos llamó la atención. Espero que la gente no deje de ir a votar porque imaginan el resultado... hay cada salame.
5 min después.
Mate a Cuñada: Yo pensé que vos viajabas... ¿Hiciste cambio de domicilio?
Cuñada: No, esta vez no voté.  Total, ¿para qué?
Silencio.

Toma 2:
Ya en la mesa.
Hijo se despierta de la siesta. Hijo nos ve comer y quiere comer, aunque se haya deglutido un kilo y medio de Vitina hace escasa hora y media.
Mate trae Corn Flakes para que Hijo se entretenga sin bajarse otro kilo y medio de alimento.

Madre: Ay, pero pobrecito, tarda dos horas en agarrar en agarrar un copo!
Mate -irónica-: Es que le estamos enseñando a desarrollar la motricidad fina.
2 minutos depués
Cuñada a Hermano: Yo no tengo motricidad fina. No es importante. 
Silencio.

Toma 3:
Hermano mete los dedos en la torta.
Cuñada lo reta.
Madre se ríe de las pavadas "del nene".
Cuñada: Si seguís haciendo esas cosas te vas a volver a vivir con tu mamita, que te quiere tanto.
Silencio.

El día que los silencios se rellenen con algo, se arma la podrida. 
Yo avisé. 

la belleza real II

Paola Krum me vendió un tratamiento de dermonosequécosa. Algo que te reduce los poros, esos que parecen pozos petroleros abandonados. Y que te deja la piel tersa, brishante y luminosa. Lo de luminosa ya lo tenía cubierto: la grasitud brilla que no te das una idea.
Decía que Paola Krum ME VENDIÓ un tratamiento de dermonosequé, porque yo no suelo comprar productos de belleza. No uso maquillaje, me lavo el pelo con shampoo antialergénico y me baño con jabón ídem (porque sí, Mirta, mi piel es una desgracia). La última vez que caí en las redes de la publicidad me compré una crema anticelulitis con un rodillito en la punta. El cosito, que venía a servir para activar la circulación me dejaba las piernas moradas y horrendas, pero de alisar los baches ni hablar. 
Entonces yo, que no gasto plata en esas cosas, empecé el tratamiento dermonosequé, y a los dos días, como para no sentirme tan boluda, fui a buscar el apoyo moral de Concubino.
Después de 10 años debería saber que el susodicho no se caracteriza por las respuestas que una espera en estos casos, pero no tenía a nadie más a mano.
Entonces, como quien no quiere la cosa le comento:

Mate: 
- ¿Viste que me compré un tratamiento para la piel? 
Concubino: 
- Sí, lo vi. Una marca que no la conoce nadie, ¿cuánto te salió? 
Mate: 
- 150 pé, es barato. 
Concubino: 
- ¡Pero te hubieras comprado una crema buena! 
(keyword: "buena") 
Mate: 
- No, pero dicen que es buena eh 
(¿dicen? Quién dice? ¿Paola Krum?) 
Mate: 
- Y la verdad que yo siento la piel como más suave...
(keyword: "como") 
Concubino: 
- Seeeh, se te nota. Si hasta parecés siete minutos más joven.

07.10.11

tengo que decir algo. porque en momentos como éste las palabras se quedan mudas, y es cuando más las necesito.
no sé si es que la vida se propone mostrarnos, de manera cruel, que la oscuridad es el perfecto reverso de lo luminoso, que se contienen, que no pueden vivir la una sin el otro...

no.
"la vida" no nos muestra. las cosas son, pasan, y dejan de pasar. y nosotros, que no entedemos nada, le ponemos nombres rebuscados, ampulosos, profundos, inútiles.
inútiles, por sobre todo. 

porque a eso que pasa no podemos hacer más que recibirlo, con los puños apretados y una puteada entre los dientes. y no importa cómo carajo le digamos: dios, destino, mala suerte. no sirve para nada.

anteayer festejábamos la vida. 
ayer acompañamos a dos amigos al funeral de su hijito. 
no hay palabras. no existen. 
y en momentos como éste es cuando uno más las necesita.

cuestión de costos

Para los que son padres lo que voy a decir no debe ser inguna novedad. Para los que no, que sirva como aviso.
A los niños se les suelen regalar juguetes. Si el niño es primer hijo/nieto/bisbieto se le suelen regalar muchos juguetes.
Los juguetes son caros. Muy caros.
Pero el niño, ajeno a temas como la pedagogía, los índices de inflación, o los sentimientos de sus familiares, mirará con desdén ese libro parlante e interactivo que hace luces, mientras que podrá estar tres horas jugando con una botella de plástico vacía, una bolsa de Coto o, para peor, el envoltorio de ese Fisher Price que te salió dos millones de pesos ley.
Así que la próxima, vos regalame una bolsa de 72 pañales, que al chico lo entretenemos con cualquier porquería.

está hablando de fasoooo

Dos abuelas que han pasado la barrera de los 70 comparten una cena junto a sus nietos. Hay sushi. Las abuelas nunca comieron sushi. 
Una descubre que le encanta el sushi. La otra confunde un pedazo de jengibre con un langostino y decide que hasta ahí llegó su experimentación culinaria.
No se sabe bien si por la exitación de la nueva experiencia, o por qué, una dice:- Yo no me voy a morir sin antes haber fumado un porro.
La otra queda estupefacta. Intentando encontrar una explicación a tamaña frase le dice al resto:
- No le hagan caso, es por la cerveza.
A lo que la primera, blandiendo un palito responde :
- Porrera sí, borracha jamás.
 

y en este solemne acto

les presento a Poroto
(porque no podía dejar de mostrar a ese hombrecito que nos cambió la vida... pero tampoco podía eludir la máxima familiar que dice "jamás harás públicas en internet fotos de nuestro hijo o te cortaremos los deditos con una trincheta oxidada")




el eslabón... encontrado

Tarde de mate con #abuelo e #hijo (#hijo todavía no toma mate pero abre la boca cada vez que ve pasar el recipiente de mano en mano).
En cierto momento #hijo comienza a expresar su desagrado con el universo como concepto a través de quejidos y semillantos (hace que llora pero no se le cae una lágrima, para mí que va a ser actor). Actividad que se está volviendo sumamente recurrente.
Ante semejante espectáculo Mate le dice: 
- #hijo, si te seguís portando así todo el tiempo, y más aún cuando tu mamá intenta trabajar, te vas a morir de hambre.
#abuelo asombrado, sin entender el chascarrillo aleccionador pregunta: 
- ¿Por qué se va a morir de hambre?
- Y, porque si yo no trabajo no vamos a tener plata para darle de comer. (Mientras Mate piensa que nunca fue buena con los chistes, pero tener que explicarlos ya es demasiado)
#abuelo, con cara de asombro:
- ¡Pero para eso está J (a.k.a Concubino)! Vos te tenés que encargar de cuidarlo y él de mantenerlos.
 
Gracias papá por el curso rápido de machismo y estereotipos de género. Un verdadero maessstro.   

saca la mano, Antonio!

El automóvil es uno de esos espacios en los que los límites entre lo público y lo privado están definidos por la transparencia del vidrio de una ventanilla. Debido a esta precariedad sucede que en el 90% de los casos los viajantes OLVIDAN que cualquiera puede ver lo que están haciendo adentro del auto, por más polarizado que tengan (y la mitad no se percató que el parabrisas es SIEMPRE transparente).
Esto nos lleva a la consabida situación de estar parado en un semáforo y al girar la cabeza desprevinademente tener que presenciar la maniobra sacamocos del taxista detenido a nuestro lado, que intenta obtener petróleo del interior de sus fosas nasales. 
¿Por qué? Por quéeeeeee.
¿Por qué es tan popular entre los automovilistas este tipo de actividad inmunda? ¿No tuvieron una madre que les pegara en la mano al grito de "sacate los dedos de ahí, pedazo de cerdo"? ¿O es justamente por eso que a esta altura de sus vidas no pueden refrenar las ganas de meterse el dedo índice en la nariz hasta tocarse el cerebro?
Los estamos viendo, señores. Y dan asco.
Por lo menos dedíquense a bailar coreografías ridículas, cantar Wachiturros a los gritos, mirarse los dientes en el espejito retrovisor en busca de un perejil indiscreto, rascarse la cabeza cual pequeño de jardín atestado de piojos, o cosas semejantes. Cosas que nos pueden dar vergüenza ajena, pena, o gracia... pero por el chiripá de Budah, ¡sacate los dedos de ahí, pedazo de cerdo! 
Muchas gracias.

estado

Resulta que llegué y tenía muuucho trabajo por delante, mis compañeros son muuuy pelotudos y se mandaron un par de mocos que tuve que arreglar pertinentemente. Me deprimí, después me enfermé, y ahora estoy más o menos. 
También pasé la barrera de los 30 (sin pena ni gloria).
Tengo que hacer dosmillones de cosas para ayer y no tengo fuerza. 
Mis pensamientos oscilan entre dejar de trabajar y convertirme en ama de casa y madre, tomar vitaminas, contratar una niñera o dormir durante un mes y que explote todo. 
No sé si estoy puérpera por demás, me atacó la tiroides, si estoy anémica o sólo soy pelotuda.
 Yo dixit

Así estamos

en esta puta ciudad

Una cosa es ser pacífica y esta en contra de cualquier tipo de violencia y otra es que me trates de pelotuda. Te lo digo a vos, habitante de la Ciudad de Buenos Aires y alrededores, que te defecas en todas las normas mínimas de convivencia, y andas por la vida incumpliendo cuanta ley hay escrita en los códigos municipales, nacionales y universales con tu mejor cara de boludo, sin que te importe un pito si con tu actitud estás haciéndole la vida miserable a los pobres seres humanos que tienen la mala fortuna de cruzarse con tu persona (o eso que eres). 
Te hablo a vos, pedazo de desperdicio social, que no sólo tenés el tupé de hacer lo que se te canta la real gana sino que además, cuando alguien indica tu falta de respeto hacia la raza humana eres capaz de indignarte y discutir lo indiscutible.
A vos, hoy te quiero comentar un par de cositas.
1. Esas rayas blancas y negras que ves pintadas en las esquinas no son un capricho fashion del ministro de planemiento urbano al que le gusta el animal print. Se llaman sendas peatonales. Y como su nombre lo indica son caminos/senderos/vías demarcadas para que los peatones/gente de a pie/esos pelotudos que olvidas que existen cuando te subes al auto puedan cruzar la calle.
2. Cuando un peatón desea cruzar la calle y en la susodicha calle no hay semáforo hay una regla que se denomina "el peatón tiene prioridad de paso". Esto quiere decir que ese pobre imbécil que está parado en la esquina NO tiene que esperar a que vos pases con tu automovil/colectivo/taxi/camioneta a docientos kilómetros por hora mientras se encomienda a Dios para que no te lo lleves puesto sino exactamente al revés. Sos vos el que debe parar y esperar a que el pobre diablo cruce la calle (mientras se encomienda a Dios para que el que viene detrás tuyo no lo levante como mierda en pala). No me importa si estás apurado, si se te encarnó la uña del dedo gordo del pie y no sentís bien el freno. Si me ves en la esquina pará y esperá que pase.
Que tenga que esperar varios minutos para cruzar la calle porque no hay una sola persona que se digne a cumplir con la ley no sólo me incita a salir con un bate de beisbol a pegarle en la carrocería a cuanto imbécil me cruce, sino que me tienta a pararme delante del tráfico y que me tengas que pagar por buena. 
3. Por otro lado, la senda peatonal NO es un espacio de estacionamiento.  Si ves que el semáforo va a cambiar antes de que puedas cruzar la calle, no aceleres. Y tampoco te enojes si te puteo en todos los idiomas que conozco porque tengo que hacer malabares para pasar entre tu paragolpes y el del estúpido que viene atrás tuyo (que se te pegó, porque es estúpido) intentando no perder una pierna en el proceso. 

4. Y por último, si eres peatón y se te ocurre que cualquier tramo de la vereda es apto para cruzar, no sólo eres de la misma calaña que el cretino del que hablé anteriormente, sino que mereces que ese mismo energúmeno que viene a ciento veinte por una calle de barrio te haga dar tres vueltas mortales en el aire y te revientes el cerebro en el cordón de la vereda (total, para lo que lo usás).

Y en este mismo acto, quisiera agradecer al benemérito y nunca bien ponderado jefe de la ciudad de buenos aires que no sólo ha decidido que es muy divertido cambiar el sentido de la mitad de las calles de la ciudad, sino que en ese mismo proceso hizo que cruzar la calle en ciertas esquinas sea literalmente imposible (por falta de sendas, porque los semáforos se contradicen entre sí, etc.)
Gracias, no veo la hora de sorprenderme con cuatro años más de "gestión".

Estoy en contra de la violencia, pero no me busquen.

 






   

el caos

después de la calma

cuando volvés del país de dondesea
y hay una casilla que explota de mensajes
urgentes
todos

y de problemas
y de errores

y la la la

whatever
la la la

it doesn't matter




de vacaciones

Por eso hace tanto que este blog anda en stand by (si es que alguien se dio cuenta). Porque en vacaciones intento respetar mi tabla de la ley vacacioneril, que consta de algunos preceptos fundamentales. 
A saber:

1. No tomarás el santo nombre "vacaciones"en vano. 
Esto quiere decir que toda vacación debe por lo menos durar 10 días. Quince o más es la medida ideal, pero no siempre se puede (hay un invento del demonio denominado "jefe" y otro denominado "dinero" que en general te impiden irte el tiempo que quisieras a donde realmente te gustaría -por ejemplo, un mes a las Islas Maldivas-). 
Eso sí, un fin de semana largo no son vacaciones, cuando empezás a descansar te tenés que volver. Eso es frustración. 

2. Te alejarás de todo elemento con enchufe como si se tratara del anticristo
Esto incluye la computadora, el cargador del celular (y más aún si es un blackberry o esas porquerías a las que te llegan los mails), el lavarropas, el secador de pelo y/o planchita (en vacaciones se luce el estilo "sovash" o "a la que te criaste") y cualquier otro electrodoméstico, a excepción de la heladera (en la que solo habrá cerveza, gaseosa, cositas para picar y elementos para hacer sánguches.)

3. No cocinarás ni por orden de un juez
La alimentación base de las vacaciones es sánguche. Comprado o hecho artesanalmente. No importa si te fuiste al polo norte y hace un frío que te duelen los huesos (?), ni se te va a ocurrir ponerte a hacer un guiso. Invitate a comer a la casa de alguien, o metete en uno de esos restaurantes tipo tenedor libre y arrasá con todo, pero jamás de los jamases te pongas a cocinar (a no ser que te encante). 

4. Un porcentaje de tu tiempo debe estar dedicado a hacer nada.
Y cuando digo nada es nada.
Si hay que despertarse todos los días a las 6 am para hacer excursiones estás en un campamento del ejército, no de vacaciones.
Tirate panza arriba por lo menos una horita y disfrutá del ocio. Ese ocio que vas a extrañar todo lo que te resta del año.

5. En las vacaciones criarás panza
No te vas a privar de esa milanga a la napolitana que explota de calorías grasas, o de ese salmón, o de ese helado bañado en chocolate porque estás a dieta. Dejá que la balanza descanse un rato, ya está harta de ver tu cara de horror cada vez que te le subís encima. Desabrochate el cinturón, que tus abdominales se relajen y se estiren.
No te preocupes, ya habrá tiempo para bajar ese contrabando de alfajores que llevás encima: el tiempo que hay entre unas vacaciones y las siguientes.

la teta y yo

(A las almas sensibles les va un aviso: en este post se repetirá la palabra "teta" hasta el hartazgo, si le produce escozor o algo váyase a otro lado, gracias.)

Así como no comprendo por qué la panza de la embarazada pasa a ser de dominio público (apta para ser tocada por cualquier badulaque) durante la dulce espera, tampoco entiendo la razón por la que hay mujeres que mágicamente se ponen a mostrar las tetas frente a todos con el pretexto de que su vástago tiene hambre. Sea tomando mate, en una cena, en el bondi, caminando por la calle, frente a la barra brava de Chicago*... la teta sale automáticamente cuando el bebé chilla, como si funcionara mediante un resorte propulsor o algo similar.
Mecanismo que a todas vistas yo no poseo.
No sólo no discuto los beneficios de la leche materna, soy defensora de la teta y he luchado contra pediatras demasiado amigos del "complemento" a base de paciencia y tezón (y pezón también).  A veces dar la teta es trabajoso.
Además de todo eso soy de las que prefiere conservar los pezones en el anonimato.
Me importa un pito que amamantar sea "algo natural". Esa no es la cuestión. Si todo "lo natural" se hiciera en público el mundo sería una porquería mayor de lo que ya es.
La cuestión es que no tengo ganas de hacer públicas mis tetas. En ese caso me hubiese dedicado a ser vedetonga.
Por lo dicho, oh mami con problemitas de ubicación: no me insistas. Vos con tus tetas hacé lo que quieras, yo me las guardo para la intimidad. 
Dejá que me retire a otra habitación para alimentar a mi hijo sin tener que darte explicaciones.
Y si no hay otra habitación, y no hay forma de apaciguar a la bestia, dejá que me corra a un costado y haga malabares con una pashmina para tapar la cabezota del pequeño hambriento, (que ya tiene problemitas de atención y gusta de alimentarse y admirar el paisaje al mismo tiempo, haciendo todo el proceso aún más complejo).
No sé si soy clara: no quiero que mis tetas participen de la cena. 
Y por las bombachas de Fortuna, tampoco me obligues a discutir sobre mis tetas y su producción con todos los presentes. Si somos un grupo de madres amigas, todavía. Pero preferiría no tener que escucharte haciendo futurología sobre el estado de mis pezones frente a toda la oficina; o participar del relato intitulado "el día que me sangraron las tetas" con una sonrisa comprensiva; ni tener que responder a tu asombro porque siendo "tan chiquita" he podido alimentar a ese ser que en 5 meses ya pasó los 8 kilos de humanidad.
Antes me asombraba por la obsesión de los hombres con las tetas. Ahora me asombra la obsesión de ciertas madres. 
Son tetas, las tenemos todas. ¿Podemos por favor pasar a otro tema?
Muchas gracias.

*Basado en hechos reales.

el deporte y el hombre

En tiempos de Copa América, o sea, en tiempos de fútbol hasta por las orejas, comparto algunos datos importantes para que tú, ignorante de los vericuetos de esa especial relación entre ciertos seres humanos y los deportes, sepas cómo conducirte entre tanto gorrobanderayvincha sin morir en el intento.
1. Si es fútbol (o algo parecido), hay que verlo. 
No importa si se trata de Esportivo Villa Tachito vs. Club Atlético Desahuciados de Palomar, del picadito de un grupo de conductores de algún programa de cable, del fútbol-tenis entre estrellas deportivas venidas  a menos en el programa de Tinelli, o del campeonato de fútbol de Nikelodeon*, el hombre que lleva el vicio del deporte en la sangre se sentará frente al televisor cual ratón hpnotizado por el flautista de Hamelin, y así quedará hasta el final del susodicho partido (o del que le siga, o del siguiente). 
No intente conocer la razón de esta hipnosis, las causas serán descriptas con frases indemostrables del estilo de "en esta categoría son todos partidazos", "el fútbol es fútbol"  y tautologías similares.

2. Si no entiendes, no sabes o no te interesa: no comentes.
El nivel de tolerancia de estos seres humanos frente al televisor durante un partido de fútbol es similar al de ese barrabrava endemoniado que hace gestos obscenos a cámara mientras canta "son todos putos, los tenemos que matar". Si tú eres un ser que no comprende la ley del off side, o no le interesa comprenderla, y quieres mantener tu salud intacta, no es recomendable que intervengas con ningún tipo de comentario durante el match. 
Ahora, si entiendes, sabes y eres mujer, hazte valer muchacha. Basta de seguirle la corriente a los primitos lejanos del eslabón perdido que afirman que "la mujer" no entiende el fútbol.
Eso sí, intenta realizar pocos comentarios adyacentes como "qué cara de nabo que tiene Messi" o "ese peinado a Tevez realmente lo favorece" porque aunque tú sepas de fútbol ellos no entienden de estética.

3. El nivel de importancia de un partido puede ser fácilmente medido por el promedio de puteadas proferidas en un minuto, o bien por la carencia absoluta de las mismas.
Si el espécimen putea a los gritos, incluso a santos que se acaba de inventar (como San Araujo, patrono de las corbatas horrendas) o, por el contrario, está frente a la pantalla con los ojos abiertos, sin pestañar ni emitir ningún tipo de sonido, es recomendable salir de la habitación sigilosamente para buscar el carnet de la obra social. Es probable que de un momento al otro al susodicho le agarre un patatús y uno tenga que salir corriendo a llamar a la ambulancia.
 
4. Cualquier deporte en el que intervenga una pelota, es digno de ser visto.
En nuestra infancia los ejemplares amantes del deporte tenían pocas oportunidades de estupidizarse sin remedio frente a la televisación de los deportes: el campeonato de fútbol, algún que otro de tenis y nada más.
Pero gracias al avance de la tecnología y la aparicion de los canales de cable, ahora es probable que tengamos que convivir con un sujeto que frente a cualquier imagen móvil de un ser humano haciendo algo con una pelota, comience a producir baba a raudales mientras dice en una media lengua  "uh, que bueno, el partido de  Kuchevaski - Del Petro" (jugadores ignotos incluso para sus conterráneos) o "uh, mirá, el campeonato de pelota al cesto de Ucrania".
Y si usted tiene la infinita desgracia de poseer canales HD, la torura es doble (y más nítida).


*Nota: esto está basado en HECHOS REALES.

hoy: cualquier verdura

Hoy, en lugar de encontrarme acá, se pueden dar una vuelta por este blog amigo (amigo nuestro y sobre todo amigo de las cosas ricas y sanas; porque sí señor, eso existe!) y pispear una creación culinaria de mi autoría.
Bueh, ni que fuera Narda... Digamos que hice un arrocito y quedó bastante bueno.
Bon appetite!

todos estuvimos ahí

Cuando frente al televisor decís en voz alta "yo no sé qué le ven a este chico", refiriéndote a este especimen masculino, no sólo demostrás un grado de viejachotez inmenso sino que, para peor, estás eludiendo el hecho de que a vos en tu más tierna juventud te gustaba este otro especimen. 

Toda una generación o dos ha sido víctima de Cris Morena. Afrontémoslo y sigamos adelante (?).

quién pudiera reir como llora Chavela


Mestiza ardiente de lengua libre, 
gata valiente de piel de tigre
con voz de rayo de luna llena.
(...)
Por el bulevar de los sueños rotos
moja una lágrima antiguas fotos
y una canción se burla del miedo.
Las amarguras no son amargas
cuando las canta Chavela Vargas
y las escribe un tal José Alfredo.

Joaquín Sabina

excusas

Hace un par de semanas no me subo a la balanza. No sé si es resignación o desinterés. 
En cualquiera de los dos casos, seguiré respirando bien hondo antes de subir el cierre de los pantalones -si es que pretendo ponérmelos-.
Y si la culpa me ataca en algún momento (como por ejemplo después de comer un regio flan con dulce de leche) la atajaré resuelta al grito de "Hace cuatro meses pesabas 16 kilos más. No te podés quejar"  y seguiré mi vida.
Porque el postparto sigue siendo una buena excusa para lucir estos rollos.
Después veré qué invento.




una de amor

No importa que la hayamos visto veinte veces. O que la pasen doblada, horrendamente doblada.
Que nos sepamos los diálogos, y nos riamos de las situaciones incluso antes de que sucedan.
Que aun conociendo el final siempre siempre termine llorando.
Y él siempre estirando los brazos para contener tanta lágrima.
Y los dos mirándonos, y sonriendo, sin decir nada. Porque no hace falta. Porque sería demasiado cursi. Como este post. Como el final de una película de amor. Esos que a veces sentimos tan conocidos.


los padres terribles

Así como el embarazo es descripto por el saber popular (y las dos millones de páginas web del estilo de mundomamita.com) como esa maravillosa etapa en la que repentinamente la mujer se convierte en una dulce y amigable persona que anda por la vida queriendo que cualquier paspado le frote la barriga; una vez que el crío está afuera se espera que inmediatamente los padres vayan por el mundo proclamando lo bello que es tener un hijo y cuánta alegría trae a tu vida.
Y así como del embarazo dije lo que pensaba (y sentía) aunque me atacara el comando de madres fundamentalistas de mundomamita.com, hace dos meses Concubino y yo podríamos haber convencido a cualquiera, a CUAL-QUIE-RA, de que se hiciera una vasectomía o se ligara las trompas. 
Nuestros comentarios no caían muy bien entre el resto de los padres. Y para peor muchos nos trataban de exagerados. 
Cada cual vivirá una experiencia distinta, hay padres que te cuentan que su hijo durmió 6hs desde que nació. A esos padres teníamos ganas de arrancarles los ojos con un tenedor, nosotros, que dormíamos de a media hora.
Hay niños que NO lloran sin parar, que NO vomitan cual poseídos, que NO tienen cólicos, que te dejan cenar o almorzar como un ser humano más o menos normal. Básicamente hay niños que NO son el nuestro.
Si no dormís un día seguramente al día siguiente estés un poco malhumorado. Si no dormís durante un mes y medio te convertís en Freddy Kruger. Y lo que menos querés es escuchar comentarios como "y por qué no hacés tal cosa" o "ese chico es un santo (porque claro, cuando salís el demonio se transforma mágicamente en angelito)", o "peor va a ser cuando corte los dientes" (muchas gracias, me suicido y vuelvo). 
Por suerte J (aka Concubino) y yo tuvimos un par de voces amigas que nos dijeron que todo eso que nos estaba pasando era normal.
Que es normal la angustia, los raptos de ira con el consecuente rapto de culpa (porque sí, a veces te dan ganas de tirar al niño por la ventana y acto seguido te sentís una porquería de persona). Que es normal preguntarse en qué carajo estabas pensando cuando decidiste tener un hijo. Y por qué nadie te contó este tipo de detalles nimios sobre la vida de primerizo.
Es normal sentirte suicida, asesino, depresivo, zombie... una teta en pijama.
Y es normal que un tiempo después (a veces más, a veces menos) todo esto se vaya convirtiendo en un recuerdo y lo maravilloso empiece a suceder. Y que haber tenido que bañarte a las 3 de la mañana porque el pequeño endemoniado te vomitó hasta el caracú te de risa y no ganas de llorar a mares.
Así que por favor, cuando se encuentren con un par de padres primerizos en vías de cortarse las venas con un escarbadientes traten de calmarlos. No les den consejos (aunque ustedes hayan tenido cinco hijos, no nos importa), no les digan que podría ser peor (o aún más terrible que va a ponerse peor). Limítense a escucharlos, y a decirles que eso que les pasa es normal. Que aguanten un poco más. Que son dos padres agotados, pero nunca dos padres terribles.
 

el mundo se divide

entre los que comen el relleno de las galletitas primero y después las tapas
y los que no saben comer galletitas rellenas


Acá encontré una receta para hacer Merengadas, las más mejores galletitas del mundo. (Si las hago prometo fotos de los resultados.)

dime qué buscas... y te diré dónde encontrarlo, pedazo de paspado

Este post iba a ser publicado ayer, pero la que suscribe tiene una tendencia natural a irse por las ramas, y termina haciendo cosas absolutamente diferentes de aquellas que se propuso. Pero como la que suscribe también es cabeza dura, vuelve a sus planes iniciales ni bien su desvarío se lo permite.
Así que hoy quisiera preguntarles, oh público presente, ¿por qué catzos el conjunto de seres humanos al que solemos llamar varones (en todas sus acepciones, por ejemplo esposo/hijo/hermano/tío/padre/etc.) son incapaces, repito INCAPACES, de encontrar cualquier objeto aún teniéndolo delante de las narices?
¿Es una cuestión genética? ¿Es que son todos niños de mamá que se acostumbraron a que su progenitora les alcanzara las cosas ante el más mínimo reclamo?
¿Cómo cornos es posible que yo, oh esposo adorado, marido fiel y compañero inseparable sepa dónde están tus pantalones de fútbol y vos no? ¿Vos sabés dónde están mis calzas de danza clásica? (Bueno, no hago danza clásica pero si hiciera tampoco sabrías dónde están las calzas).
¿Es posible que después de una descripción mi-nu-cio-sa del lugar donde se encuentra aquello que solicitas, oh hermano, oh padre, oh mamerto, como por ejemplo "tu remera de dormir está en el segundo cajón del armario, del lado izquierdo, al lado del short del Pato Donald" vuelvas a mí con cara de perro apaleado diciendo "ahí no está"? ¿Es posible que tenga que mover mi humanidad hasta el susodicho lugar y sacar la remera de DONDE TE HABÍA DICHO QUE ESTABA ante tu cara de absoluto asombro? ¿Qué te pensás, que hago magia?
¿Es que hay duendes que esconden las cosas sólo para volverte loquito?
¿Necesitas anteojos, un curso de concentración, un GPS colgado de la frente? ¿Qué es lo que precisas para encontrar lo que buscas, oh padre, oh marido, oh hermano, ooooh por las barbas de papá noel?
Preguntas. Preguntas a las que no encuentro respuesta... y ya sé que las voy a tener que buscar yo solita.

Padre, confío en tí... vé por ellas