saca la mano, Antonio!

El automóvil es uno de esos espacios en los que los límites entre lo público y lo privado están definidos por la transparencia del vidrio de una ventanilla. Debido a esta precariedad sucede que en el 90% de los casos los viajantes OLVIDAN que cualquiera puede ver lo que están haciendo adentro del auto, por más polarizado que tengan (y la mitad no se percató que el parabrisas es SIEMPRE transparente).
Esto nos lleva a la consabida situación de estar parado en un semáforo y al girar la cabeza desprevinademente tener que presenciar la maniobra sacamocos del taxista detenido a nuestro lado, que intenta obtener petróleo del interior de sus fosas nasales. 
¿Por qué? Por quéeeeeee.
¿Por qué es tan popular entre los automovilistas este tipo de actividad inmunda? ¿No tuvieron una madre que les pegara en la mano al grito de "sacate los dedos de ahí, pedazo de cerdo"? ¿O es justamente por eso que a esta altura de sus vidas no pueden refrenar las ganas de meterse el dedo índice en la nariz hasta tocarse el cerebro?
Los estamos viendo, señores. Y dan asco.
Por lo menos dedíquense a bailar coreografías ridículas, cantar Wachiturros a los gritos, mirarse los dientes en el espejito retrovisor en busca de un perejil indiscreto, rascarse la cabeza cual pequeño de jardín atestado de piojos, o cosas semejantes. Cosas que nos pueden dar vergüenza ajena, pena, o gracia... pero por el chiripá de Budah, ¡sacate los dedos de ahí, pedazo de cerdo! 
Muchas gracias.

2 comentarios:

  1. te juro que no lo entiendo. me supera en serio, no pueden ser tan sucios loco. no entiendo

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  2. ¿Qué podríamos hacer nosotras que les cause el mismo asco? ¿Agitar un tampón?? Eso les enseñaría!! jajaja

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Piiiiiiiip