Eso de la guerra de los sexos es una estupidez, hasta que llega el calor (más conocido como "la calor") y comienzan las batallas impías por la temperatura en la que debe estar el Aire Acondicionado.
No sé qué gen esquimal poseen la mayor parte de los humanos del género masculino que ante la más mínima elevación de la sensación térmica, salen corriendo al grito de "Uuuuh, qué calor que hace acá" y encienden el aire acondicionado para desgracia de las féminas que comparten el mismo espacio y que, en el 90% de los casos, simplemente se cagan de frío.
Conocozco gente en situación de adolescencia que pone el aire en 17°. A ver nene, si te querés mantener joven y lozano es problema tuyo, no me quieras criogenizar a la fuerza porque a mí las arrugas ya me salieron.
En una oficina en la que solía trabajar había mujeres que se arropaban con frazadas, sí fra-za-das, porque no soportaban la temperatura ambiente, y como la mayor parte del plantel era masculino, no había tu tía.
Para peor, los varones suelen argumentar cualquier tipo de sandés con tal de no abrir una ventana o subir un grado la temperatura del AA, diciendo cosas como que una se puede abrigar, en cambio ellos, consumidos por el fuego interno, no pueden "sacarse la piel" (sic, no voy a dar nombres).
Por las barbas de Papá Noel, me querés decir en qué universo 25° se considera un "calor infernal" que merece gestos dramáticos, onomatopeyas de todo tipo alla Coca Sarli y corridas al baño a mojarse la cabeza (¿por qué, Fortuna, ¿por qué?).
¿Es posible que la naturaleza nos haya equipado con termostatos diferentes? Y si es así, ¿con qué objetivo?
Volvamos al viejo y querido ventilador. O firmemos un compromiso de no agresión térmica. Para que a mí no se me congelen las patas, mientras vos sudás la gota gorda.