en esta puta ciudad

Una cosa es ser pacífica y esta en contra de cualquier tipo de violencia y otra es que me trates de pelotuda. Te lo digo a vos, habitante de la Ciudad de Buenos Aires y alrededores, que te defecas en todas las normas mínimas de convivencia, y andas por la vida incumpliendo cuanta ley hay escrita en los códigos municipales, nacionales y universales con tu mejor cara de boludo, sin que te importe un pito si con tu actitud estás haciéndole la vida miserable a los pobres seres humanos que tienen la mala fortuna de cruzarse con tu persona (o eso que eres). 
Te hablo a vos, pedazo de desperdicio social, que no sólo tenés el tupé de hacer lo que se te canta la real gana sino que además, cuando alguien indica tu falta de respeto hacia la raza humana eres capaz de indignarte y discutir lo indiscutible.
A vos, hoy te quiero comentar un par de cositas.
1. Esas rayas blancas y negras que ves pintadas en las esquinas no son un capricho fashion del ministro de planemiento urbano al que le gusta el animal print. Se llaman sendas peatonales. Y como su nombre lo indica son caminos/senderos/vías demarcadas para que los peatones/gente de a pie/esos pelotudos que olvidas que existen cuando te subes al auto puedan cruzar la calle.
2. Cuando un peatón desea cruzar la calle y en la susodicha calle no hay semáforo hay una regla que se denomina "el peatón tiene prioridad de paso". Esto quiere decir que ese pobre imbécil que está parado en la esquina NO tiene que esperar a que vos pases con tu automovil/colectivo/taxi/camioneta a docientos kilómetros por hora mientras se encomienda a Dios para que no te lo lleves puesto sino exactamente al revés. Sos vos el que debe parar y esperar a que el pobre diablo cruce la calle (mientras se encomienda a Dios para que el que viene detrás tuyo no lo levante como mierda en pala). No me importa si estás apurado, si se te encarnó la uña del dedo gordo del pie y no sentís bien el freno. Si me ves en la esquina pará y esperá que pase.
Que tenga que esperar varios minutos para cruzar la calle porque no hay una sola persona que se digne a cumplir con la ley no sólo me incita a salir con un bate de beisbol a pegarle en la carrocería a cuanto imbécil me cruce, sino que me tienta a pararme delante del tráfico y que me tengas que pagar por buena. 
3. Por otro lado, la senda peatonal NO es un espacio de estacionamiento.  Si ves que el semáforo va a cambiar antes de que puedas cruzar la calle, no aceleres. Y tampoco te enojes si te puteo en todos los idiomas que conozco porque tengo que hacer malabares para pasar entre tu paragolpes y el del estúpido que viene atrás tuyo (que se te pegó, porque es estúpido) intentando no perder una pierna en el proceso. 

4. Y por último, si eres peatón y se te ocurre que cualquier tramo de la vereda es apto para cruzar, no sólo eres de la misma calaña que el cretino del que hablé anteriormente, sino que mereces que ese mismo energúmeno que viene a ciento veinte por una calle de barrio te haga dar tres vueltas mortales en el aire y te revientes el cerebro en el cordón de la vereda (total, para lo que lo usás).

Y en este mismo acto, quisiera agradecer al benemérito y nunca bien ponderado jefe de la ciudad de buenos aires que no sólo ha decidido que es muy divertido cambiar el sentido de la mitad de las calles de la ciudad, sino que en ese mismo proceso hizo que cruzar la calle en ciertas esquinas sea literalmente imposible (por falta de sendas, porque los semáforos se contradicen entre sí, etc.)
Gracias, no veo la hora de sorprenderme con cuatro años más de "gestión".

Estoy en contra de la violencia, pero no me busquen.

 






   

el caos

después de la calma

cuando volvés del país de dondesea
y hay una casilla que explota de mensajes
urgentes
todos

y de problemas
y de errores

y la la la

whatever
la la la

it doesn't matter




de vacaciones

Por eso hace tanto que este blog anda en stand by (si es que alguien se dio cuenta). Porque en vacaciones intento respetar mi tabla de la ley vacacioneril, que consta de algunos preceptos fundamentales. 
A saber:

1. No tomarás el santo nombre "vacaciones"en vano. 
Esto quiere decir que toda vacación debe por lo menos durar 10 días. Quince o más es la medida ideal, pero no siempre se puede (hay un invento del demonio denominado "jefe" y otro denominado "dinero" que en general te impiden irte el tiempo que quisieras a donde realmente te gustaría -por ejemplo, un mes a las Islas Maldivas-). 
Eso sí, un fin de semana largo no son vacaciones, cuando empezás a descansar te tenés que volver. Eso es frustración. 

2. Te alejarás de todo elemento con enchufe como si se tratara del anticristo
Esto incluye la computadora, el cargador del celular (y más aún si es un blackberry o esas porquerías a las que te llegan los mails), el lavarropas, el secador de pelo y/o planchita (en vacaciones se luce el estilo "sovash" o "a la que te criaste") y cualquier otro electrodoméstico, a excepción de la heladera (en la que solo habrá cerveza, gaseosa, cositas para picar y elementos para hacer sánguches.)

3. No cocinarás ni por orden de un juez
La alimentación base de las vacaciones es sánguche. Comprado o hecho artesanalmente. No importa si te fuiste al polo norte y hace un frío que te duelen los huesos (?), ni se te va a ocurrir ponerte a hacer un guiso. Invitate a comer a la casa de alguien, o metete en uno de esos restaurantes tipo tenedor libre y arrasá con todo, pero jamás de los jamases te pongas a cocinar (a no ser que te encante). 

4. Un porcentaje de tu tiempo debe estar dedicado a hacer nada.
Y cuando digo nada es nada.
Si hay que despertarse todos los días a las 6 am para hacer excursiones estás en un campamento del ejército, no de vacaciones.
Tirate panza arriba por lo menos una horita y disfrutá del ocio. Ese ocio que vas a extrañar todo lo que te resta del año.

5. En las vacaciones criarás panza
No te vas a privar de esa milanga a la napolitana que explota de calorías grasas, o de ese salmón, o de ese helado bañado en chocolate porque estás a dieta. Dejá que la balanza descanse un rato, ya está harta de ver tu cara de horror cada vez que te le subís encima. Desabrochate el cinturón, que tus abdominales se relajen y se estiren.
No te preocupes, ya habrá tiempo para bajar ese contrabando de alfajores que llevás encima: el tiempo que hay entre unas vacaciones y las siguientes.