“Más allá de la moral, la religión, el pensamiento o la cultura, el aborto existió, existe y existirá siempre, porque hace parte de la vida sexual de las mujeres. (...) Una mujer que decida -por el motivo que sea- no llevar adelante un embarazo, puede llegar a pagar tamaña odsadía con su propia vida. Para la gran mayoría de las mujeres, el acceso a la práctica del aborto es económicamente imposible y socialmente inaceptable, lo que la obliga a realizarse a sí misma prácticas violentas, sangrientas y peligrosas. La sociedad entera sabe que las mujeres, ante la desesperación, se introducen en la vagina y el cuello del útero casi cualquier cosa con el fin de provocarse una hemorragia. En esas condiciones pueden ir “legalmente” a un hospital y pedir asistencia por un embarazo supuestamente interrumpido espontáneamente, y todos, absolutamente todos los médicos saben que se trata de abortos provocados, aunque figuren en las planillas hospitalarias como atención de hemorragias por causas desconocidas. Lo sorprendente es que esta realidad sea tan común y que convierta en la atención del aborto en una de las prácticas más hipócritas y engañosas en las que todos somos partícipes. (…)
De modo inverso, a las mujeres con algo de poder adquisitivo, se las involucra en un impresionante negocio montado a costa del cuerpo femenino, avalado por el poder médico, el poder judicial y el poder policial.
En la Argentina, históricamente, contando con un promedio de 1500 dólares estadounidenses, las mujeres pueden realizarse el aborto en condiciones médicas adecuadas. (…) Con el cuerpo de las mujeres se lucra, y mucho. (…) hagamos la cuenta de la cantidad de abortos que se pueden efectuar en un solo día, por un solo médico, en un solo consultorio, sin mayores riesgos… hay mucho dinero en juego.
Llegado el embarazo no deseado, la decisión de realizarse un aborto es siempre controvertida y dolorosa. Ninguna mujer se somete alegremente a un aborto. A nadie le parece un paraje fantástico. Las mujeres lo supeditamos al último recurso, a la única opción posible. A veces, hay una eleccion interna entre la vida y la muerte.
Cualquier mujer que haya decidido abortar, lo único que necesita es acompañamiento, apoyo, solidaridad, comprensión, amor. No precisa juicios, ni castigos, porque estos abundan en su conciencia.
Con respecto al castigo, vale la pena pensar, como sociedad, qué es lo que estamos penalizando en las mujeres. ¿La sexualidad de la mujer? ¿La decisión de decir “no” a la maternidad? ¿La capacidad de hacer uso de su autonomía? ¿La libertad?”
Laura Gutman, La familia nace con el primer hijo.
“La experiencia de las mujeres que abortan no tiene nada que ver con el “aborto” del debate. El aborto es siempre una experiencia trágica.(…)
¿Qué mujer “quiere” abortar? En todos los casos, está en un trance ético, se ve coercionada a tomar una decisión en el aquí y ahora, no hay retirada ni paz. Se encuentra en una situación de la cual no hay evasión posible ya que no decidir implica continuar embarazada. Cada aborto es un fenómeno único, excepcional, absolutamente singular en cada mujer en cada momento de su vida. (…)
Con su legalización no se “resuelve” el problema del aborto. Es que "el problema del aborto" no es resoluble. Como todas las cosas que realmente nos importan en la vida, nunca dependen sólo de su carácter legal (aunque éste determine, como en este caso, el pavoroso incremento de mujeres sacrificadas por la clandestinidad).
La libertad otorgada por la ley para interrumpir su embarazo, no la libera de ese trance angustioso, sórdido o incómodo.
El aborto es ilegal, abortar es delito penal pero las mujeres abortan igual. No tienen el derecho pero tienen el poder.
Hay una distancia irreductible entre el discuro del derecho y el de la experiencia. Y la experiencia del aborto dice que el cuerpo no cabe en el derecho, que la tragedia no se resuelve jurídicamente, que hay poderes no legítimos y derechos impotentes.
Las mujeres ejercen un poder al que no tienen derecho; tienen el poder de infringir la ley. En él reside la fuerza que hace valer la lucha por su legalización: si la ley puede garantizar el ejercicio de las libertades, éstas no existen más que por un contenido concreto que no proviene de la ley, sino de las costumbres. Quienes rechazan esa fuerza niegan la parte de la leona que las mujeres tenemos en la experiencia, desconocen ese poder como si fuera peligroso. Y lo es."
Laura Klein, Fornicar y matar. El problema del aborto.
El 1ro de noviembre se comienza a discutir en la Comisión de Legislación Penal del Congreso de la Nación, el Proyecto de Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo. A las 14 hs se convoca una marcha en Riobamba y Rivadavia, Ciudad de Buenos Aires (Anexo de Diputados) y en más ciudades del país.
Nadie está a favor del aborto.
Nadie está a favor del aborto.
Yo estoy a favor del aborto legal, seguro y gratuito.
Educación Sexual para Decidir,
Anticonceptivos para No Abortar,
Aborto Legal, Seguro y Gratuito
para No Morir.
Más información:
Campaña por el Derecho al Aborto Legal Seguro y Gratuito
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Para seguir pensando: El debate: ¿Hay que despenalizar el aborto?