chiquilines

Ahora que hay un niño en la casa los juguetes de sus padres pasan desapercibidos. Porque claro, ya nadie pregunta qué razón de ser tiene ese Bob Esponja del tamaño de un nene de 5 años. 
El problema surge cuando algún invitadito reclama ese autito tan lindo, ese muñeco de allá, el yo-yo de esa mesita. Ahí es cuando uno de los adultos debe intervenir. 
-No querido, con eso no se juega. 
-¿Por qué? ¿No es un juguete? 
-Sí, es un juguete, pero es mío... y no te lo presto.

 

2 comentarios:

  1. muy buenas tus palabras, ese juguete es mio!!! y no te lo voy a dar, porque no sabes lo que es este juguete, porque vos pendex tenes un millon!!! y no tenes ni idea lo que es tener uno o dos por meses!!!!!!!

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  2. Jajajaaaa bien ahí poniendo los puntos!! Nosotros también tenemos juguetes que essssta serán bajados al nivel del mar! jaja

    Besos!

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Piiiiiiiip