Tarde encampotada en las calles de Once. Mate camina cargando bolsitas de todo tipo y tamaño, y una panza cada vez más prominente que la hace parecer un pato camorrero.
Ante la inminencia de la lluvia decide tomar un taxi.
A las dos cuadras Mate se tiraría gustosa por la ventanilla: le tocó el tachero stand up.
El tachero stand up supone que toda frase que emita debe ser tomada en gracia. Y si el pasajero no acompaña en el sentimiento, como Mate, que sonríe de costado mientras le reza a
Araceli González, santa patrona de los muditos, para que le extirpe las cuerdas vocales a este nabo a cuerda, se ríe él, a carcajadas.
Porque hay que reirse, todo el trayecto, aunque estemos viajando a la India en camello.
Y si no te reís, te repite el chiste. Como si una no entendiera su fino sentido del humor.
En menos de veinte cuadras Mate escucha unas 5 veces:
- "No te me vayas a descomponer que estoy terminando el turno eh, a ver si tengo que llevarte al hospital. Vos respirá. Ja, ja, ja."
(No, no te preocupes, que si me siento mal prefiero morir en una zanja antes de tener que seguir soportándote.)
Y así transcurren los minutos, hasta que el tachero stand up llega a la cumbre de su presentación, con lo que él supone es una verdadera genialidad.
Este es el diálogo:
Taxista (sobre el aumento de tarifas): Así la gente no va a tomar más taxi. Jajajaja.
Mate (intentando entender de qué carajo se ríe y seguir la conversación): ¿Y los remises?
Taxista (a los gritos): ¿Y Candela!!? jajajajajaja
Mate: ....
Taxista: ¡Te salió igual! Jajajajaja
Taxista (imitando a Mate): ¿Y los remises? jajajaja
Y menos aún me imite como si nos conociéramos de toda la vida. Eso, si no pretende que lo acogote con el cable enrulado de su radio transmisor.
Desde ya, muchas gracias.