obra, y no de arte

Hace dos días que me despierto y lo primero que contemplo es la raya del culo de Rulo, el electricista/pintor/plomero/yloquegustemandar.
Que al café con leche le aderezo polvillo naranja en lugar de azúcar.
Que escucho palabras irreconciliables con la lengua castellana como "broca de 15". 
Que ando con el trapito y la escoba borrando huellas de suela Febo del parquet. 
Inútilmente, porque todo permanece ro-ño-so.
Hace dos días, que deberían haber sido "un par de horitas".

Elevo una plegaria a Fortuna, para que me brinde la paz interior que me hace falta.
O en cualquier momento a Rulo le prendo fuego la peluca.

Nos enyoguisamos.
Ommmmmmmmmmm....

16 días de activismo

  

Hoy empiezan los 16 días de activismo contra la violencia de género. Globalmente se harán campañas, encuentros, eventos de todo tipo. 
Por segundo año participo personalmente del armado y difusión de una de estas tantas acciones. Y la comparto con ustedes.
El objetivo: seguir diciendo basta, hasta que la violencia contra las mujeres y las niñas se termine.
Seguir explicando: que los golpes son sólo una de las tantas formas que toma la violencia, que los estereotipos de género la fomentan y la reproducen, que todos podemos hacer algo, aunque no parezca mucho. 
En este link pueden ver un video educativo sobre el tema (que se puede bajar doblado al español acá), parte de una campaña que ya tiene un año dando vueltas por la red, y está pensada para que cualquiera pueda organizar su propia actividad: en la escuela, en el barrio, entre los amigos.
Empezar a reflexionar también es hacer algo.
Y algo siempre es mejor que la simple indiferencia.


Sueño que se muere mi hermano. No recuerdo cómo, no hay detalles. Me despierto, o casi, y lo único que sé es que no lo voy a ver nunca más. Lo pienso, lo razono, espiando la claridad de la hendijas. 
Lo razono. Y lloro. 
Hasta que la luz me abre los ojos del todo.
Estoy despierta, y sin embargo sigo llorando. Y suspiro hondo, durante toda la mañana.

Es que la angustia, con el tiempo, aprendió a saltar las rejas de mis pestañas.

comente, caracho!

Sumándome a este día, que ya lleva varios años, y ha sido creado por unos muchachos muy piolas, hoy me dedico a saludar con la manito, cual primera princesa de la fiesta Nacional de Surubí, a todos los lectores y lectoras silenciosos que pasan por estas páginas. 

¡Feliz día para ustedes, lectores anónimos! 


mi abuela me mima

Ya dije que mi madre, abuela y suegra son elogiadoras por lo menos deficientes.
El domingo, abuela, hizo futurología sobre el resultado de la combinación genética entre Concubino y yo.
Este fue su veredicto: 
- Ese nene va a ser di-vi-no... 
Lindo como vos e inteligente y bueno como J (a.k.a. Concubino).

¿Y si sale al revés? Mejor ni pensarlo, ¿no? Pobre chico... 

al oído

El lunes me pesa, sabés. Me aturde un poco. 
Mucho ruido. Ni una nuez.
Por eso vení, sacate los zapatos recién lustrados. Bajate de los tacos de persona seria.
Desanudate la corbata. Desanudate.
Despeinate un poco. El jefe no te ve.
Bailemos. 
Gabriel nos canta al oído.



el embarazo es una de las etapas más maravillosas que una mujer puede padecer

No hablo mucho del tema porque siempre me aburrieron las mujeres que se convierten mágicamente en conductoras de programas pedorros de Utilísima (llámense éstos “Mi bebé” o “Hablemos como taradas ahora que somos madres”) porque están embarazadas, o tuvieron un niñx. Sin embargo, en estos 7 meses hay algunas reflexiones que me gustaría dejar sentadas (para que no se cansen, no sabés cómo se nos hinchan los pies.)
- Palabras como calostro y mecoño seguirán siendo aberraciones del idioma, y no pienso repetirlas cada dos minutos a partir de ahora.
- Nunca supe pronunciar bien “puerperio”. Otra palabra horrenda.  
- No te enojes, oh madre con experiencia, si estoy poco dispuesta a discutir el estado de mis pezones con el resto del planeta. No quiero que hables de mis pezones. Me basta con estar obligada a ver los tuyos mientras intento comer una milanga con fritas, porque no puedes refrenar la llamada de la naturaleza y sacas la teta como un resorte cada vez que tu hijx llora.
- Cuando me veas, oh destructor de mi burbuja de intimidad, no extiendas tu mano para tocar mi barriga como si ésta fuera la lámpara de Aladino. Si no lo hacías antes, no veo por qué consideras que mi cuerpo se ha convertido en res púbica. (Lo de res te lo entiendo, el resto no).
Digo yo, si gestáramos los niños en el trasero, ¿resulta que de golpe todos nos empezarían a tocar el culo sin permiso?
- Decime Rulo, ¿qué catzos puede tener un cochecito para bebé para que salga dos millones de pesos? ¿Le va haciendo masajes al niño para que no se estrese? ¿Le canta canciones de cuna?
Y ¿por qué los hacen de semejante tamaño? ¿Algún experto diseñador vio el estado calamitoso de las calles en las que debemos transitar? El mismo experto diseñador, ¿trató de subirse a un bondi sujetando a un bebé en una mano (intentando que no se le rompa) y con semejante mamotreto en la otra? ¿Y dónde carajo se metió las monedas para poner en la maquinita? ¿En la boca?
- La ecografía 4D no es para mí. He recibido los más calurosos elogios sobre la misma. La supuesta ventaja que más me han comentado no es médica, es de carácter ansioso: podés ver las facciones de tu hijx antes de que nazca. (Oh, qué haríamos sin los avances de la ciencia).
Eso si dejás de lado que entre las facciones de tu hijo se encuentran una serie de protuberancias anaranjadas que lo hacen parecer más a un Bob Esponja con exceso de cama solar, que a un ser humano.
- El avispado que a esta etapa le puso dulce espera era varón.
De otra forma no se entiende cómo una persona en sus cabales puede definir así a una etapa en la que te la pasás los primeros tres meses vomitando, durmiéndote  en todos lados, con la boca de Moria Casán (porque te salieron herpes por primera vez en la vida) y las tetas de Isabel Sarli, e intentando no caerte desmayada de los mareos.
Los segundos tres meses, visiblemente rechoncha pero con una panza que no se sabe bien si es por exceso de ravioles o qué, lo que te convierte en una gordita desubicada que llora por cualquier cosa y pretende que le den el asiento en los transportes públicos.
Y los últimos tres meses, caminando como un pato camorrero, cansándote hasta de respirar, las piernas hinchadas, el estómago comprimido (pero seguís con hambre), sin dormir ni dejar dormir, y cruzando los dedos para que al chico no se le ocurra querer salir en el momento menos oportuno. Eso, si tuviste suerte y no te salieron hemorroides.
 

Nota final para las almas sensibles:
La que suscribe también podría listar todas las cosas bellas, emocionantes, lacrimosas y sumamente extrañas de estar embarazada (porque debe haber pocas experiencias más surrealistas que sentir que hay algo vivo moviéndose en tu panza).
Pero las hormonas me tienen así: belicosa. Y si no te gusta, andá a leer mundomamita.com y que te garúe finito.

mi mamá me mima

Nuestras madres (la mía y la de concubino) son de esas madres que intentan decirte cosas lindas... y no pueden. No les sale. Es una cuestión genética, no sé.
Te quieren decir algo lindo y terminan acotando alguna cosa que te deja la autoestima por el piso. Es una palabra, una frase que embarra todo.
Uno las conoce, entiende que son así, pero... ¿quién les enseñó el concepto de elogio a estas mujeres?

Pokebola
Madre, a Mate, ostensiblemente embarazadita:
- Ay, estás tan linda... toda redondita.
Abuela (para ponerle el moño)
- Síi, es que engordó todo parejo...
Gracias, soy tan linda como ¡un huevito Kinder!

Yo tarzán, tú Jane
Suegra, después de escuchar una conversación en inglés de Concubino, al susodicho:
- Muy bien eh... Por lo mal que pronunciás te manejás bárbaro. ¡Te entienden todo!


Seguí participando
Suegra, comiendo un rogel casero hecho por Mate:
- Mmm, está muy rico... ¡parece Rogel!


Ahora no recuerdo más...
Si mi madre leyera esto diría algo así como lindo post, lástima que te quedaste un poco corta con los ejemplos.


arrancamos

Porque no sólo es lunes. Es este lunes.  
Arranquemos. Sigamos.Y si el dolor, te tira para atrás, te podés levantar, podés vivir...