Este post iba a ser publicado ayer, pero la que suscribe tiene una tendencia natural a irse por las ramas, y termina haciendo cosas absolutamente diferentes de aquellas que se propuso. Pero como la que suscribe también es cabeza dura, vuelve a sus planes iniciales ni bien su desvarío se lo permite.
Así que hoy quisiera preguntarles, oh público presente, ¿por qué catzos el conjunto de seres humanos al que solemos llamar varones (en todas sus acepciones, por ejemplo esposo/hijo/hermano/tío/padre/etc.) son incapaces, repito INCAPACES, de encontrar cualquier objeto aún teniéndolo delante de las narices?
¿Es una cuestión genética? ¿Es que son todos niños de mamá que se acostumbraron a que su progenitora les alcanzara las cosas ante el más mínimo reclamo?
¿Cómo cornos es posible que yo, oh esposo adorado, marido fiel y compañero inseparable sepa dónde están tus pantalones de fútbol y vos no? ¿Vos sabés dónde están mis calzas de danza clásica? (Bueno, no hago danza clásica pero si hiciera tampoco sabrías dónde están las calzas).
¿Es posible que después de una descripción mi-nu-cio-sa del lugar donde se encuentra aquello que solicitas, oh hermano, oh padre, oh mamerto, como por ejemplo "tu remera de dormir está en el segundo cajón del armario, del lado izquierdo, al lado del short del Pato Donald" vuelvas a mí con cara de perro apaleado diciendo "ahí no está"? ¿Es posible que tenga que mover mi humanidad hasta el susodicho lugar y sacar la remera de DONDE TE HABÍA DICHO QUE ESTABA ante tu cara de absoluto asombro? ¿Qué te pensás, que hago magia?
¿Es que hay duendes que esconden las cosas sólo para volverte loquito?
¿Necesitas anteojos, un curso de concentración, un GPS colgado de la frente? ¿Qué es lo que precisas para encontrar lo que buscas, oh padre, oh marido, oh hermano, ooooh por las barbas de papá noel?
Preguntas. Preguntas a las que no encuentro respuesta... y ya sé que las voy a tener que buscar yo solita.
Padre, confío en tí... vé por ellas