Le podría echar la culpa al resfrío, a esta congestión que no me deja abrir los ojos.
Eso, si quisiera engañarme. Y con esto no me engaño desde los 10, cuando empecé a repetir la frase "me falta el aire".
En realidad el aire no falta. Está ahí, en exceso, pero del lado de afuera.
El aire ocupa lugar, y acá, adentro, no hay más espacio.
Me falta el aire porque me sobran lágrimas, miedos o angustias. Hoy no decidí cuál de todos... o si todos juntos.
Entonces le echo la culpa al resfrío, y trabajo un poco, y otro poco leo, y me abarroto de las palabras de ella, que deja salir a pasear sus dolores, sus preguntas y sus peripecias.
Y lloro.
Me dejo caer en sus palabras como si fueran mías. Como si yo también pudiera decir de esa manera.
Y respiro. Un poco más.
Palabras como tanques de oxígeno.
Qué metáfora espantosa. Pero no encuentro otra... y menos hoy, que me falta el aire.
ayyy matecita...corazón....
ResponderEliminarconozco esas inspiraciones profundas para recuperar aliento y el sentir que solo entre un hilito de aire... porque no hay lugar para mas...
si precisa..ya sabe
inspiro palabras, exhalo angustias.
ResponderEliminarinspiro vocales, exhalo dolores
inspiro consonantes, exhalo miedos
inspiro linea de coca, inspiro, inspiro, inspiro
Gracias Pé, qué bueno que es sentirse acompañada, aunque sea así, cibernéticamente.
ResponderEliminarY Jennifer, ¡no me haga reir que me ahogo!
Besos!