Ya era de día, pero de día recién estrenado. Me desperté, no sé por qué razón (cada noche me despierto unas cuatro veces por diferentes motivos -y todos me dan bronca-). Mientras miraba el techo, rogándole a San Clonazepan que viniera en mi ayuda, lo miré. Dormía de costado, de espaldas a mí, plácido.
De golpe, se le empezaron a mover los hombros. Así, de arriba a abajo, rapidito. Se le aceleró la respiración, y emitió un sonido corto y agudo.
Sé lo que es despertarse acongojada y llorando por un mal sueño. Es horrible.
Me pregunté qué estaría pasando en esa cabeza, por qué tanta angustia, y lo acaricié, tratando de
calmarlo.
Los sonidos se hicieron más fuertes y repetidos. Entonces me di cuenta: no se estaba quejando.
Se estaba riendo a carcajadas, completamente dormido.
jejeje, me encantó. Ahora hay un nuevo santo para rezarle: San Clonazepan. Para sumarse al equipo de la Virgen Llorapenes.
ResponderEliminarJennifer Amapola Banfrula Ah, no conocía a esa vírgen... Me intriga cómo será su estampita.
ResponderEliminarBella Vio? A mí tampoco me pasó nunca!
Y también me dio envidia.
envidia absoluta!
ResponderEliminarhumano o perro?
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