Rulo es ese ser humano que aparece en nuestras casas ante una llamada de auxilio porque: nos llueve en el living, explotó la instalación eléctrica, el inodoro se convirtió en una fuente romana, nos quedamos sin lavarropas, hay que instalar un artefacto...
Y no importa a qué rama del arte de arreglar/instalar/acondicionar se dedique, aunque lo desconozcamos, Rulo pertenece a una secta que nació en el medioevo y sigue a rajatabla un código de conducta estricto; una serie de leyes que ha jurado respetar hasta la muerte (en el 90% de los casos, producida a manos de sus clientes). Por eso, no importa si plomero, gasista, electricista o cerrajero, Rulo hay uno solo.
- Si Rulo fuera médico, Rulo se la pasaría diagnosticando enfermedades terminales, aunque tengas una gripe de morondanga. Llamás a Rulo para que cambie una lamparita. Eso creés vos, que sos un ignorante y no sabés que la lamparita "se quemó porque
hay un cable del año 20 que hace masa con uno del año 63 y es
imprescindible cambiar todo", o te caerá la AFIP y te meterá preso por
contrabando de instalaciones eléctricas antiguas (?). Menos mal que está Rulo para salvarte.
- Y después del diagnóstico, Rulo anuncia su solución, que siempre es la misma: hay que romper. Así como
el chico de sistemas lo primero que hace es apagar todo y volver a prenderlo, Rulo rompe. Porque Rulo, en el fondo de su corazón, más que arreglar cosas, ama romperlas.
- Rulo es veloz, hasta que empieza el trabajo. Rulo diagnostica el problemón y promete arreglarlo en menos de lo que canta un gallo. Lo que no aclara Rulo es que el gallo se quedó mudo hace una década y hay que enseñarle a cantar de nuevo. Entonces, un día, te levantás, vas a la cocina en pantuflas, y te encontrás a Rulo desayunando con tu marido y tus hijos, como un integrante más de la familia.
- Así como Rulo tiene una concepción del tiempo diferente a la del resto de los mortales, sus presupuestos se acomodan a una lógica que ningún economista en toda la historia de la humanidad ha desentrañado jamás. Es por eso que Rulo te puede cobrar 500 pesos por apretar una tuerca, y 1000 por cambiar todos los caños de la casa. El valor de "la mano de obra" es un misterio sólo comparable a la existencia de OVNIS o la autoría de las líneas de Nazca.
- Rulo es exhibicionista. Rulo gusta de usar pantalones anchos, que dejan al descubierto sus partes traseras. Partes que una no querría ver ni en sus peores pesadillas. Pero si Rulo no muestra la raya, no sería Rulo.
A este blog lo lee gente que vive en parajes exóticos (?) y países del primer mundo en los que Rulo quizás no exista. Porque hasta donde sabemos Rulo es autóctono, nacional y popular.
Y usted, ¿tuvo la suerte de cruzarse con Rulo alguna vez?
Si es así, cuente su experiencia, y ya que está mándele saludos, y dígale que me sigue lloviendo el techo de la cocina. Pero que no se haga drama, que yo lo espero.