Hace un tiempo puse a consideración de esta honorable asamblea (?) ese problemita universal que surge cuando, cada noche, nos preguntamos "¿qué comemos?" y se arma la de San Quintín.
Los integrantes de este foro me dieron varias ideas, y de ellas salió lo que hoy cuelga de mi heladera y hace dos semanas pongo en práctica: el "Menú semanal por sorteo o licitación".
A pedido del público, cuéntoles cómo funciona.
Preparación:
1. Durante un par de días estuvimos, junto a Concubino, recolectando platos y recetas que hacemos siempre, algunas que teníamos olvidadas, y buscamos nuevas.
2. Luego las separé en categorías (pongalé: carnes, verduras, pastas, tartas, arroces... y así).
3. Armé tarjetas con los platos, sus ingredientes, y una breve explicación de la preparación (que sirve para platos nuevos, o para Concubino, que sólo recuerda cómo se hacen los fideos.)
4.Finalmente, (y durante un domingo de superacción en el que además cosí dos dobladillos, dos fundas de almohadones y una bolsa en la que mandé el regalo para mi ahijado), armé un "panel" de donde cuelgan las tarjetas.
Funcionamiento:
1. De los siete días de la semana, el menú funciona durante cinco. Los otros dos se pide o se comen sobras, o se hacen sámbuches.
2. Cada domingo (que es cuando hacemos el pedido del súper) se sortea un plato por categoría. Con eso tenemos los ingredientes que hay que comprar para cocinar toda la semana.
El sorteo es la parte lúdica de la cuestión, elegimos números, cerramos los ojos, tiramos las tarjetas por el aire cual secretaria de Sofovich, qué se yo... si se tienen niños quizás hasta sea un momento divertido de la familia (ah, ella se comió un capítulo de la Súper niñera y se hace la pedagógica.)
3. En cada categoría, además, hay tarjetas en blanco, o comodines, que nos obligan a buscar una receta nueva de dicha categoría.
Sólo se puede sacar un comodín por semana.
4. Las tarjetas usadas se van guardando aparte, para que no entren en el sorteo de la semana siguiente, y los platos no se repitan.
5. Cuando se gastan todas las tarjetas, se recomienza el sorteo desde cero. Cuantas más recetas se tengan, más variedad en la alimentación familiar, y menos repetición de platos (y de la frase "otra vez arroz???").
Obviamentese si uno tiene unas ganas locas de comerse una grande de napolitana (y no dormir en toda la noche porque no puede más de la acidez, cof cof), o de cocinar mondongo, no importa lo que diga el menú. La idea es eliminar el conflicto inútil de cada día. Y colaborar a lograr la paz del mundo.
Confección del panel: cinco broches, un cacho 'e goma eva, un sobre con las tarjetas a ser sorteadas, un sobre para las tarjetas ya utilizadas, un sobre para las tarjetas en blanco (que se irán rellenando a medida que salgan los comodines -y que también se pueden usar para hacer la lista de compras-.) Y listo el pollo... o lo que haya salido en el sorteo.