mucho peor que el viejo de la bolsa

Puede sucederte en el banco, en el supermercado, en la farmacia, e incluso en el chino de la vuelta. Sólo hace falta que un grupo de gente se organice en una fila para pagar alguna cosa y ella estará allí, siempre, agazapada, con su pelo ensortijado, sus aros de perla artificial, sus anteojos de carey y su bolsa de nailon.
Ella, tu peor pesadilla.
Ella, la vieja de la cola.

La vieja de la cola siempre tiene problemas auditivos, ceguera repentina o sufre de un ACV al llegar a la caja, lo que dificulta enormemente la comunicación entre el cajero (o cajera) y su persona. Los diálogos que se producen entre estos dos especímenes del ser humano son parecidos a:
-paga en efectivo o tarjeta
-qué???
-efectivo o tarjeta?
-aaah, la tarjeta del descuento?
y así sucesivamente.

La vieja de la cola tomará, de entre los tres millones de productos disponibles, aquél que no tiene precio. Por lo cual, la cajera llamará a un pánfilo al grito de "preciooooo" para que dicho pánfilo salga a buscar el costo del susodicho producto, mientras que el resto de los integrantes de la cola comienzan a intentar cortarse las venas con un pan lactal.

La vieja de la cola pispea la pantalla de la cajera con la ceja levantada y pregunta, cada dos productos, ¿cuánto salía eso? Y si el precio no le convence mucho, optará por dejar el producto tirado a un costado para que lo recolecte el repositor. Señora, ¿será mucho pedir que la próxima vez haga la selección de lo que va a llevar ANTES de llegar a la caja?

Una vez superados todos estos obstáculos y una vez que la cajera logre elucubrar si la vieja paga con efectivo o con tarjeta, llegará la algarabía al resto de los mortales de la cola, a punto de fenecer de tedio.
Sin embargo todo se vendrá abajo cuando la vieja de la cola se disponga a pagar y saque de su cartera:
- una serie de billetes de curso legal... de la década del 30. 
Señora, los australes dejaron de circular hace una década.
- una serie de billetes de curso legal, actuales, pero insuficientes. 
Señora, son 50 pesos no 5.  No es lo mismo 100 que 10. ¿En qué lugar de su cerebro anquilosado se perdieron los ceros, por las barbas de Neptuno?
- una tarjeta que no funciona, por lo que la cajera deberá llamar a algún pánfilo al grito de "validacioooón" o similar, que demorará diez minutos en aparecer, y otros diez minutos en solucionar el pequeño inconveniente.

De esta manera, usted habrá perdido largos minutos de su preciosa (y finita, sépalo) existencia, gracias a ella. La nunca bien ponderada, vieja de la cola.

Nota de la autora: si un día me ven convertida en vieja de la cola les ruego encarecidamente que me sacrifiquen, por el bien de la humanidad. 

5 comentarios:

  1. el otro dia una empujo!!! podes creerlo???? porque no avance lo suficiente. para ella avanzar es pegarse a la espalda del proximo. no saben respetar la distancia social (hice un post sobre esto una vez. tema indignante)

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  2. Es verdad. Su espacio personal es tan estrecho como su sentido de la ubicación.

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  3. Similar a la vieja de la cola (seguro su prima más cercana) es la vieja de la feria, que además de regatear hasta un par de alfileres mientras simula evaluar a puro ojo la consistencia del metal de los mismos, también modifica su carrito de compras y lo convierte en un símil carro de batalla romano con púas en las ruedas y blindado con alambres y pinchos para hacerse paso en las multitudes.

    PD: Visto por el autor en las ferias de Montevideo. Un cuidado terrible ahí.

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  4. jajjajaj, muy buena observación del dialecto de la cajera

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  5. Jajaja, excelente retrato de tal personaje. Al tiempo perdido debido a todos los inconvenientes que genera la vieja de la cola hay que sumarle la gran lentitud para realizar cada uno de los movimientos requeridos en tal proceso! Eso suma eh?!

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Piiiiiiiip