En esta oportunidad, y después de la invasión locrera, guisera y empanadera de los últimos días bicentenarios, les traigo una receta carente de carne, y con todas las propiedades bondadosas que ésta tiene (y muchas más).
La susodicha receta contiene quinoa, un pseudocereal utilizado por los pueblos andinos desde hace milenios, repleto de proteínas, aminoácidos y todas esas cosas que le hacen bien al cuerpo. Además rinde muchísimo (porque aumenta tres veces su tamaño cuando la cocinás).
Se trata de un pastel de espinaca, que bien puede ser utilizado como principal o cortado en cuadraditos para picar antes de comer.
Que la disfruten.
ingredientes
1 cebolla
dos atados de espinaca
aceite de oliva
1 taza de quinoa
3 huevos
queso rallado
sal y pimienta a gusto y piacere
preparación
lavar la quinoa y hervirla en dos tazas de agua sin sal (es importante que no se le agregue nada al agua porque el grano pierde las propiedades nutritivas que contiene y cambia el sabor)
está lista cuando a los granitos les sale una especie de "uña" chiquita y blanca
rehogar la cebolla en aceite de oliva, agregar la espinaca cocida, la quinoa, salar y salpimentar.
agregar los 3 huevos, el queso rallado y llevar a horno fuerte en una asadera enmantecada hasta que la pasta esté dorada y firme
como en casa hay que "enbellecer" los vegetales para que concubino no se asuste, como verán en la foto, al pastel lo convertí en una especie de pizza, y le agregué rodajas de tomate y un poco de mozarella rallada.
y glup!
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Piiiiiiiip