por fin una buena? dónde?

Ya dije que soy enemiga de la violencia, pero hay cosas que superan mi pacifismo y despiertan mis peores características animales. De solo verlas me empieza a germinar el poroto asesino, se me enrojecen los globos oculares y me sale espumita por la boca. Los objetos de mi aversión son variados, pero debo reconocer que la TV se lleva los primeros puestos. 
Por eso, agrego a las etiquetas una denominada "pasame la antirábica" (soy tan mala etiquetando que merecería una mención honorífica), y hoy quiero exteriorizar mi encono hacia el estereotipo de marido imbécil y machista que se dedican a propalar ciertas publicidades, en especial dos de ellas, protagonizadas por el mismo actor (que no tiene la culpa pero que abofetearía si pudiera... además su cara es muy abofeteable).
Hablo de Rizzuti que debe decidir si viajar a ver el mundial o quedarse a presenciar el nacimiento de su primer hijo, y el marido de la publicidad de una tarjeta de crédito que hace comentarios supuestamente graciosos sobre las actividades de su mujer.
Y aún peor que soportar este dechado de ingenio publicitario, es escuchar los comentarios aprobatorios de conocidos, compañeros y demás humanos con los que me relaciono.
Como si el espectáculo de un tipo llano, por no decir bestia, y una mujer poco más que retardada fuera algo para aplaudir.
No me hagan crecer el enano asesino. Por favor se los pido. Yo quiero sembrar la paz, ¡pero así no se puede!   

ábrete sésamo!

En otra oportunidad hablé de la maldad de ciertos objetos de uso común: esos que cuando más desesperadamente necesitamos se obstinan en desaparecer de nuestra vista. Hoy, siguiendo con la línea de pensamiento por la cual podría afirmar que existe un complot universal para hacer nuestras vidas más miserables, me detendré en una situación de la vida cotidiana que a veces resulta un verdadero calvario: la apertura de envases.
No importa cuántos adelantos técnicos, dispositivos “abre fácil” o instrucciones le encajen al envase, éstos serán imposibles de abrir sin la ayuda de los poderes sobrenaturales de alguna divinidad. Por ejemplo:

El sobre de ketchup y/o mayonesa.
 Cuando usamos este tipo de artefactos alimenticios (?) es porque nos encontramos a punto de ingerir un alimento que dañará nuestra imagen social de manera permanente. Porque, digamos la verdad, nunca vi a nadie que comiera una hamburguesa con glamour.
Y para colmo de males, invariablemente tendremos que luchar con el sachet de condimento. Primero, uno, que es lo suficientemente civilizado, intentará abrir el sobrecito por la línea de puntos, como indican los señores fabricantes, lo que resultará completamente inútil.
A los dos minutos de no obtener resultados, uno, que será civilizado pero carece de paciencia, hincará un diente en el susodicho tirando del otro extremo.
Y entonces, la hecatombe. El procedimiento cuasi perruno abrirá el envase, pero de manera tan brusca que buena parte de su contenido le caerá en la camisa blanca que se puso porque hoy tiene una reunión importante. Y es difícil explicarle a un jefe que el Ketchup es diabólico (por lo menos si esperamos mantener nuestro puesto de trabajo).

Las galletitas con “hilito rojo”
Se supone que el hilito rojo está ahí, rodeando el extremo del envase de galletitas, para que uno tire de él y el paquete se abra. Error.
El hilito rojo es un chiste con el que los fabricantes de snacks (que poseen un humor bastante particular) se ríen de nosotros, pobres mamertos, que tiramos de la susodicha cintita al divino cuete.
Porque la basura de cintita esa, en el 80% de los casos sale del paquete lo mas panchita (chiste que solo entenderán los consumidores de las ídem) sin producir ningún cambio en el envase. O bien, el susodicho estará fabricado de tal forma que al tirar del hilito rojo la primera galletita, infaliblemente, saldrá volando y caerá al piso estallando en mil pedazos.
Debido a esto, y gracias a una amplia experiencia en el tema, no recomiendo tratar de abrir un paquete de galletitas frente a la computadora. Eso, si no quieren criar un nido de cucarachas debajo del teclado.   

El sándwich envasado al vacío
Hambre.
Tenés hambre y te acercás a un kiosko donde se te vende un sándwich fabricado industrialmente, de esos envasados al vacío. Con esto, está claro que nuestra alimentacion apesta, ¡y encima nos la complican!
Si tu vida dependiese de ingerir el referido tentempié, lamento comunicarte que estas destinado a morir.
Porque, en otra broma de los fabricantes de snacks, habrá unas bonitas instrucciones destinadas a la apertura del envase, que se mantendrá minuciosamente cerrado, por más empeño que uno le ponga.
El sellado que se utiliza para cerrar esos paquetes de plástico es el mismo que utiliza la NASA para sellar las naves espaciales. Por lo que, para comer el sándwich será necesario tener a mano un cuchillo, o un taladro neumático. Dos elementos muy comunes en la cartera de la dama y el bolsillo del caballero.

Por todo lo dicho, si se llegan a cruzar con algún miembro del gremio de fabricantes de snacks yo que ustedes me cuidaría. Esa gente y es maligna.

qué fantástica, fantástica esta fiesta

Aunque el muchacho entrado en años se peine de coté para tapar la incipiente huída de sus cabellos del hogar craneo-encefálico, la edad traiciona. 
Por más tintura y crema reafirmante que la señorita se unte por todo el cuerpo, las décadas salen a pasear solitas en cuanto te descuidás un poco. 
Y la fiesta, oh la fiesta, es el lugar más apropiado para ello.

Se ne nota, se te nota, se te caen varias sotas... 
Cuando salís bailando como loco si el DJ pasa "Saca la mano Antonio", 
y sabés perfectamente quiénes son Las Primas  y  Rafaela Carrá, mientras los invitados más núblies creen que se trata de dos tenedores libres. 
Porque a las 2 de la mañana bostezás como una morsa de la costa atlántica, encallada en una roca, sin esperanza alguna de volver a mover los miembros,
o a los cinco minutos de baile te sacás los zapatos porque te matan los juanetes.
Cuando el sudor te corrió tanto la capa de maquillaje que parecés Freddy Krueguer.
Y si suenan "los piratas" saltás en ronda con otros dos mamertos en una pista de baile desierta, mientras el resto los observa con un poco de pena (porque lo único que a ese grupo le queda de piratas es que uno está ciego de un ojo y otro se quedó rengo)
O porque sos el primero que arma el trencito, que más que ser de la alegría se parece al tren fantasma. 

Y sobre todo, porque a la mañana siguiente sos un trapo de piso, por más que la fiesta, oh la fiesta, haya terminado mucho antes del alba.  

 

la perra que los parió

Tengo dos canes, o mejor, tengo dos cuasicanes (dado que por su tamaño podrían ser confundidos tranquilamente con ratas obesas). Esto significa que, en algún momento de borrachera, locura y/o estupidez, decidí aceptar la responsabilidad de cuidar a dos criaturas cuya vida depende de que mis momentos de borrachera, locura y/o estupidez sean escasos.
Una de las caracteristicas propias de todo animalito de dios, es que el susodicho se alimenta, y por ende, como consecuencia del buen funcionamiento de su aparato digestivo, excreta aquél alimento que no necesita. En criollo, estaríamos afirmando sin ningún lugar a dudas, que los susodichos animalitos mean, y cagan. Cosas dificiles de recordar cuando uno está borracho, es loco o es estúpido. Lo que, en  la ciudad de Buenos Aires, parece suceder con demasiada frecuencia.
Si no, quisiera saber por qué razón uno no puede caminar por las veredas (ya de por sí hechas añicos gracias a la disfución de nuestros funcionarios públicos) sin tener que andar esquivando montañas de bosta. 
Por ello, querido poseedor de perro y afines: si tuviste el tupé de pensar que eras capaz de criar a un ser vivo, haceme el favor, y responsabilizate por su mierda, que estricto sensu, es también la tuya. Llevá una bolsita, y como hacemos las personas responsables, hacé desaparacer dentro el producto digestivo de tu animalito.   
Y si sos tan retardado social de tener un labrador encerrado en un dos ambientes, cuyas deposiciones no las puede levantar ni la grua del A.C.A, lo lamento por vos. Salí con una pala mecánica y después baldeame la vereda.
La próxima vez que te vea poniendo cara de boludo mientras tu pichicho deja un caminito de caca sobre el espacio que nos es común, prometo levantarlo yo misma y untártelo por toda la extensión de tu cuerpo humano.
Estás avisado, después no preguntes. 


 

ramdom de sucesos/pensamientos en un día de trabajo como el de hoy

11AM Concubino decreta feriado y mira TV mientras yo trabajo cual burro de carga (?) analizando tasas de desempleo. 
¡Injusticia, injusticia!  

Concubino me pregunta desde la otra habitación si Bandana hizo una película. 
Contesto que creo que sí 
-¡Uy nooo, la estaba mirando! - responde. 
Está aterrorizado, debe temer por la desintegración inmediata de su cerebro 

Más tarde en ciudad gótica... Escucho que alguien dice en la TV “con más senos y más glúteos piensa regresar al mundo de la música." 
Si el día sigue así, voy a terminar escribiendo que para regresar al mercado de trabajo es preciso operarse las tetas. 
Bueh… tan errada no estaría. 

5.15 PM 
una galleta de avena y un postrecito ser no es un almuerzo. Ni una merienda. 
Es una porquería. 

Pongo música, que siempre hace la vida menos miserable. 
Qué bien que me hace esta banda. 
Ella no puede ser más linda.
No, no puede. Maldita sea. 
Creo que la odio. 

Leo un post donde el autor evita nombrar a cierto ex presidente de la Nación considerado yeta por la mayor parte de la población. 
Dicen que hay que tocarse el izquierdo para contrarrestar la yeta. 
“Tocarse el huevo izquierdo: entre la superstición y el onanismo”, sería un buen título para una tesis doctoral. 

6.20 sending fruit mode ON 
Escribir cosas como “allende fronteras”, “cambiará la vida de millones de hombres, mujeres y niños”, me hace merecedora de premio Jorge Bucay del día de la fecha. 
Aplausos. 

El vecino cuelga la ropa. Lo miro y me mira. Me sonríe. Me da vergüenza y giro la cabeza hacia la pantalla. 
Vista de afuera debo parecer un hamster en una pecera. 
Un hamster sí, pero con banda ancha. 

 7.31 Leo un articulo llamado “20 razones por las que no deberías ser freelancer.” Me veo reflejada en 10. 
Se olvidaron de poner “lees artículos como éste mientras deberías estar trabajando” 

7.38 
A las 8 cierro todo. No me importa hasta dónde llegue. 

8.15 
Mierrrda.

8.23 Cuelgo un post que no le interesa a nadie en lo más mínimo.
Esta es una de las 30 razones por la que tampoco debería ser blogger. 

el mundo se divide

entre los que lavan los platos inmediatamente después de usarlos
y los que los "dejan para después"

Esta división ha sido y continua siendo causa de todo tipo de conflictos humanos en hogares, oficinas y escenarios diversos. Incluso, estamos en condiciones de afirmar que la guerra de los cien años comenzó con esta frase "Robeeeerto, ¿todavía no lavaste los platos???"

y entonces el gato dijo: a mí me mató Schrödinger, y no la curiosidad

Hacía mucho que no colgaba alguna campaña, así que aquí estamos. Un día como hoy, que por estos lares provoca salir a explorar ese mundo que ayer parecía desolado. Explorar, que es preguntarse, que a veces es encontrar respuestas, y entonces es conocer, y avanzar, y crecer, y volver a preguntar... Al fin y al cabo la curiosidad no era tan mala.


Y aquí el por qué del título del post y de la famosa expresión sobre la curiosidad asesina. 
(Un cacho de cultura, lararara)

galletitas de avena contra la lluvia

podemos usar un paraguas, o correr dando saltitos debajo de los techos; podemos negarnos a sacar la nariz de la casa en todo el día... o, para combatir la lluvia, podemos llenar la casa de vapores dulces, de olorcitos siempre memorables. nada mejor para un día como el de ayer, o el de hoy, que el calorcito del horno, el olor a manteca, el chocolate derritiéndose, la vainilla, la tentación de comer la masa así como está por más dolor de panza que te dé, las galletitas recién salidas del horno, y la sorpresa del que entra y sonríe al verlas sobre la mesa.
nada mejor para un día como ayer, o como hoy. 
les dejo la receta. prueben y después me dicen.

ingredientes
125g de manteca
155 g de azúcar
1 huevo
1 cda de leche
esencia de vainilla
210g de harina
1 cdita de polvo de hornear
280g de avena
200g de chocolate picado
nueces picadas

preparación
mezclamos la manteca y el azúcar hasta que se forme una pasta (qué lindo, me siento Narda Lepes), después agregamos los líquidos (huevo, leche y e. de vainilla) y mezclamos. 
después vamos a incorporar los "secos",(harina, avena y chocolate) de a uno y mezclando para que todo quede bien integrado. si les gusta también se pueden agregar nueces o cambiar el chocolate por miel.
después hacemos bolitas de masa y las aplastamos para que queden discos. ubicamos  los susodichos (separaditos porque se inflan) sobre una asadera y  llevamos al horno fuerte hasta que se doren de arriba y de abajo.
ya está. 
espero que me hayan entendido, si no, preguntan.



teenangels

Tengo que admitirlo. A pasitos de la treintena me encuentro con más y más asiduidad pensando cosas dignas de mi madre. No hay nada que hacerle, estoy vieja... vieja y chota.
Los púberes imberbes me inflaman la paciencia. Tienen una facilidad para provocar la germinación de mi poroto intolerante que ni te cuento. 
El fin de semana estuve rodeada de algunos especímenes.
Y estuve a punto de ahogar a una sumergiéndole la cabeza en el inodoro. No es que me haya hecho algo. Esa era la única manera de que saliera del baño, donde pasó tres cuartas partes de la tarde frente al espejo. El tiempo restante lo utilizó para sacarse fotos, inclusive con mi perra, a la que perseguía y retenía mientras hacía muecas frente a cámara. Debo suponer que la pobre se ha convertido en un perro flogger.
Creí que la susodicha era mudita, pero me equivoqué. En cierto momento abrió la boca para emitir un chillido ensordecedor dirigido a su madre porque no la quería llevar a no sé dónde. Pataleó, lloró y aulló como un animalito a punto de ser degollado. Y la madre... nada.  Y el padre menos que nada.
Ahí me germinó el poroto.
A tono con esta situación, días atrás viajaba en un transporte público e intentaba leer. Intentaba, porque detrás mío se apropicuaron dos adolescentes tardías cuyo tono de voz superaba al ruido del motor del bondi. Entre la multitud de "tipo que" y "bolah" que proferían, una llamó a la madre para pedirle que le preparara la comida. No, me corrijo, le exigió que lo hiciera. Quería milanesas. Con ensalada. 
"Hacete una ensaladita. ¿Cómo que no hay? ¿Tomate no haaay? ¿Y rúuucula?"
Yo no sé si los progenitores se cansaron, no les importa, o qué. Pero -y aquí viene el viejachotismo- cuando yo tenía esa edad, si llegaba a hacer ciertas cosas se armaba la de san quintín. O, en una frase de manual: esto en mi época no pasaba. 
     

ira

Estoy en contra de la violencia. Pero cada vez que la mala fortuna cruza su carita de niñabuena y sus comentarios de Doña Rosa 2.0 en mi camino, juro que la mataría a trompadas.

Deborah Pérez Golpin, sabelo, tenés una enemiga a-cé-rri-ma.
Y sabés dónde te podés meter los besitos de buenos días ¿no?
Eso.

patriota

A tono con los festejos, RaraMezcla no se podía quedar atrás y se quiso convertir en el "blog más ignoto del Bicentenario" (porque ahora todo debe llevar esa palabreja en el nombre, aunque se trate de rollos de papel higiénico). 
Por eso, se puso la peineta, el miriñaque y se llenó de azules, blancos y dorados. 

También porque su autora se aburre rápidamente de los diseños que aplica. (Pero no se lo digan a naides.)

Viva la patria!    


elegía del paño

Me asalta la pregunta, inquieta, maldita. 
De esas misteriosas, insondables, profundas.
Me asalta en el recinto, sagrado, certero,
donde la mano nutricia prepara el puchero. 
 
Me asalta insoslayable, abatida en la mesa.
La pregunta me asalta, molesta,  maloliente. 

Si yo la recambio, la cuido, ¡la aseo!
Pero ella se empecina, oh la ballerina.
Sumidero de tela, estercolero amarillo.

¿Llegará el día próvido 
en el que no te adivine, 
a oscuras o a tientas, 
yaciendo mugrienta?

¿Llegará sin remedio 
la jornada venturosa 
en la que después de usada, 
no seas flor de olorosa?