Al taxista le podés pedir que baje la radio, porque escuchar a Eduardo Feinmann te hace muy mal a la energía vital (o sea, te dan ganas de morir en el instante).
Si sos algo más valiente hasta le podés recomendar que baje un poco la velocidad, porque estás por entrar en un paro cardio respiratorio.
Le podés solicitar, toda amabilidad y dulzura, que apague el cigarrillo, aunque la cantidad de humo en el receptáculo taximetreril te recuerde a Londres (incendiándose).
Todo eso es normalmente aceptado por las buenas costumbres. Podés ligarte una cara de culo nunca antes vista, o la famosa miradadeasesinoserial por el espejito retorvisor, pero no pasará de allí.
Lo que hoy me pregunto es: ¿se le puede solicitar al taxista que deje de comer mandarinas y escupir las semillas por la ventana?
(Yo no le dije nada, pero quisiera saber, para la próxima.)
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Piiiiiiiip